Educación para los fanáticos

Por Arturo Pérez

Retomando mi columna de la semana pasada, ¿es necesario crear un código de ética del buen fanático? ¿Un modelo a seguir? De por sí vivimos en un mundo con guerras, asesinatos y ataques terroristas (que se han dado en estadios de fútbol, escuelas, bares y cines). Ya existen todas estas situaciones en lugares en los que parecía imposible que algo así fuera a suceder.

Con todo esto, ¿es necesario que también los mismos fanáticos sean los causantes de la violencia en este deporte? A final de cuentas es un escaparate de 90 minutos de todas estas situaciones. Yo digo que no. Se supone que ir a la escuela, practicar deportes o realizar convivencias sociales deberían servir para alejar a las personas de esos mundos, no para acercarlos más, no obstante, pareceriera que estos lugares empiezan a ser la introducción a estos y a diversos problemas de nuestra sociedad.

Y sí, en esta columna no estoy hablando de datos, ni equipos, estoy hablando de una situación grave que no sólo se está dando en el fútbol, pero que se puede corregir, aún se está a tiempo. Pero los principales actores en resolverlo no lo hacen. Digo, la FIFA sanciona a México por el grito de “p*to” y amenaza con sacarlo del Mundial, mientras que en Argentina agreden físicamente a los jugadores y lo más grave que va a pasar es que se cambiará de sede la final, no hay sanción, nada.

Eso sí es doble moral y estas acciones, de hacerse de la vista gorda, son las que manchan aún más el fútbol, más que un grupo de personas agrediendo a otras. Solo espero que se reaccione antes de que pase algo como lo del colombiano Andrés Escobar.

 

 

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