Efectos de automedicarse frente al coronavirus

Expertos advierten que este hábito podría generar afectaciones gastrointestinales, en la visión e incluso alteraciones cardiacas.

El miedo a un posible contagio y sobre todo la desinformación, ha llevado a miles de personas a recurrir a la medicación, una práctica que puede llegar a ser mortal.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que aunque algunas soluciones pueden resultar reconfortantes y aliviar los síntomas leves del COVID-19, hasta ahora ningún medicamento ha demostrado prevenir o curar esta enfermedad, y alerta sobre la automedicación.

Por su parte el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha pedido a la sociedad hacer caso omiso a estos consejos, que podrían complicar la salud durante la pandemia.

Por ahora la mejor manera de prevenir es seguir con el lavado de manos con frecuencia, evitar tocarse los ojos, la boca y la nariz, así como cubrirse la boca con el codo flexionado o con un pañuelo al toser y mantener el distanciamiento social.

Ante esto, los expertos explican los efectos adversos más comunes que puede dejar la automedicación, y el daño a la salud que pueden causar los medicamentos; sin embargo, esto dependerá de las condiciones generales de cada persona.

Causa alteraciones cardiacas y hasta muerte repentina. Conlleva a posibles arritmias ventriculares y podría ocasionar una muerte cardiaca prematura.

Afecciones sanguíneas. Puede dejar al organismo sin defensas ya que puede reducir los valores de los glóbulos blancos, haciéndose más vulnerable a las infecciones.

Causa daño hepático. Produce un aumento de enzimas del hígado, y causa inflamación o lesiones en sus células, originando un problema crónico.

Malestares musculares. Por daño muscular nerviosa, atrofia los músculos y ocasiona tendinitis.

Problema de visión. Esto se debe al aumento de la presión intraocular, que origina que empeoren los síntomas de ulceras corneales por lesiones o infecciones.

Secuelas cognitivas. Estas podrían causar hasta delirio, las cuales pueden originar confusión agitación, así como depresión y ansiedad.

Ocasiona fiebre. Al tener una reacción inflamatoria, altera el mecanismo del hipotálamo, que regula la temperatura corporal.

Dificulta la respiración. Inflama el revestimiento de los conductos bronquiales que transportan el aire de los pulmones.

Afecta los niveles de glucosa. Debido a que las fluctuaciones en los niveles de glucosa en la sangre, son más difíciles de controlar.

Causa dolores de cabeza. Así como síntomas que acompañan al síndrome de cráneo hipertensivo, como náusea y vómito.

Dolor de garganta. Causada por hinchazón o edema del esófago, dificultad y dolor para comer.

Malestar gastrointestinal. Daña el revestimiento del tracto digestivo, casando hemorragias o úlceras pépticas.

Texto y foto: Georgina Bacelis

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