El águila que cae

Por Gabriel Ortiz

Cuando eres el Club América muchos pueden odiarte, otros te amarán, pero a nadie dejarás indiferente. Ser uno de los equipos con más afición en México puede pasar factura cuando las cosas no van como deberían ir.

Dos derrotas significan crisis, continuidad del técnico y presión para los jugadores. La ocurrido el domingo pasado ha encendido las alarmas en el nido, y aunque la directiva se tome las cosas con calma, la presión de los medios y la afición empiezan a incomodar a todos. Una derrota en la próxima jornada podría incendiar todo y probocar un sacudón que podría llegar a los mismísimos cabellos del Piojo Herrera.

Como aficionado Puma debo confesar que en el fondo lo que mueve estas palabras no es el ánimo de hacer leña del árbol caido, ni vanagloriarme de una victoria que no borra ni un céntimo la paternidad que el América tiene sobre Pumas desde hace varios años.

No, lo que motiva mi texto es la envidia que siento hacia el club América, porque gracias a su buen trabajo ha logrado ahora sí, por méritos propios, ese nivel que lo hace grande en verdad y no solo de nombre y tradición.

Mientras a los otros clubes los pueden golear, humillar, ignorar y hasta bullear (los azules), el América se ha convertido en un proyecto tan serio, que hilar dos derrotas enciende las alarmas para atender la situación. Bien América…Ojalá en el equipo universitario se respetara la camiseta, el orgullo y nombre como lo hacen en América, ya ni hablar del Cruz Azul…

 

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