El año de la vacuna

CARLOS HORNELAS
carlos.hornelas@gmail.com

Aunque el final de año se acerca inexorablemente, no así el fin de la pandemia. En esta época solemos pensar que el año nuevo plantea siempre una especie de reinicio de un ciclo con borrón y cuenta nueva, como decían los mayores. Sin embargo, en esta ocasión la pandemia no se irá con el año viejo y la nueva normalidad no entrará de la mano del Año Nuevo.

Antes bien, parece que la inercia alcanzará al menos al primer trimestre del 2021, que tal vez prolongue la llamada “meseta” de número de contagios que solamente ven López-Gattel y López Obrador y que las gráficas muestran como una pendiente vertical que no ha experimentado ningún descenso desde que se decretó la cuarentena en marzo.

En este escenario, estamos a unos días de que se inicie el proceso de vacunación en el país, primero con los trabajadores de la salud, quienes incansablemente, se han partido el alma en una lucha titánica contra una partícula diminuta. Cabe recordar que México ha sido señalado por Amnistía Internacional como el país con la tasa de mortalidad más alta entre el personal médico a causa de la covid 19.

El ejército será el encargado de aplicar las dosis en lugar del personal de salud, en razón de que se considera un asunto de seguridad nacional. Serán las fuerzas armadas las que lleven a cabo las labores de logística para el acopio, almacenaje, distribución y administración de las vacunas.

Esto es esperanzador toda vez que la distribución y aplicación de la vacuna contra la influenza estacional llevada a cabo por el sector salud no ha sido tan eficiente, oportuna, eficaz y expedita como se hubiera esperado. Ahora mismo uno puede imaginarse las dificultades para congelar a las temperaturas adecuadas las vacunas respectivas en un sistema de salud que ha probado sus deficiencias en esta crisis. Parece que los militares lo tienen ya resuelto no solo para la primera fase sino también para la segunda, porque, como ha trascendido, la vacuna de Pfizer que fue la seleccionada por el gobierno federal en esta primera remesa, solicita de dos dosis con una diferencia de 15 días, duplicando así los esfuerzos de la ya de por si difícil tarea.

El presidente Andrés Manuel López Obrador aseveró que las dosis serán gratuitas, de aplicación universal y de fácil acceso a la población. En este sentido no se ha dado a conocer el momento en el cual se pueda contemplar la compra y aplicación de la vacuna por el sector privado. En una conferencia mañanera, el Presidente ha sugerido que las empresas se encarguen de vacunar a sus trabajadores, como una “contribución solidaria” aunque también ha dejado claro que el Estado es el responsable de garantizar el derecho a la salud.

Para considerar otra arista del problema, el 2021 es un año electoral y se verá con lupa la manera en la cual sean administradas las vacunas, el calendario, los tropiezos y se magnificarán seguramente las diferencias ya existentes con los gobernadores de algunos Estados. Lo cual es caldo de cultivo para la polarización de las fuerzas políticas y el encono de ciudadanos que están hartos del encierro, de los resultados económicos, de seguridad y, por supuesto de salud. La normalidad está lejos de llegar.

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