El cambio, los capos y el mayo

Por Eduardo Ancona

Hace algunos años la portada de la revista Proceso sorprendió a todo México. En ella no venía un espectacular encabezado o un supuesto descubrimiento sobredimensionado que al comprar y abrir la revista no era tal. Lo que se venia era una foto del fundador y entonces propietario del semanario, el periodista Julio Scherer García, junto a un personaje cuyo rostro antes era prácticamente tan desconocido como mítico. Ismael, el Mayo, Zambada. El capo de la droga que desde hace décadas había lidereado junto con Joaquín, el Chapo, Guzmán el poderoso Cartel de Sinaloa, por primera vez aparecía en una entrevista con un medio nacional y retratado de frente.

En el texto, Scherer retrata con su excepcional habilidad que fue contactado por la gente de Zambada en las oficinas de la revista Proceso, donde recibió un mensaje en el que le informaban que el lider del Cartel tenia interés en conocerlo. Una hora, un día y un lugar. Nada más. Scherer, quien alguna vez dijo que si el diablo le ofrecía una entrevista el bajaba al infierno, no dudó. Días después estaba frente al Mayo.

El magnifico texto que puede leerse en linea, da cuanta de una breve plática con un narcotraficante caracterizado por la discreción y la búsqueda permanente de un bajo perfil. Así como al Chapo sus afanes hollywodescos y su megalomanía le han valido no sólo tres detenciones, sino estar actualmente preso en una celda con vista al skyline de Nueva York, el Mayo ha hecho de su sincretismo su mejor defensa. Es el único gran narcotraficante que, hasta la fecha, nunca ha sido capturado o asesinado por las fuerzas del Estado o por los rivales del gremio.

El juicio del Chapo no sólo ha sacado de nuevo a la luz el nombre del Mayo, sino que también ha revivido dos hipótesis interesantes sobre los capos del narcotráfico. La primera, que en realidad quienes se nos presentan como los grandes capos son en realidad peones dispuestos por quienes, desde las sombras y el anonimato absoluto, manejan la intrincada labor de traficar drogas. Y la segunda, mucho más creíble, que las agencias de gobierno se han empeñado en socializar el nombre de los Carteles y de algunos personajes que serían sus lideres, como una manera de hacer entendible, digerible e identificable para la opinión pública un fenómeno que en realidad es mucho complejo.

Ante esto, el juicio del Chapo y las múltiples revelaciones que este ha traído sobre la vinculación entre narcotráfico y gobierno recuerdan una frase devastadora que el Mayo dijo a Julio Scherer: si me atrapan o me matan, nada cambia. Por más que me gustaría que esté equivocado, creo que los hechos le han dado la razón.

 

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