El clásico del fútbol nacional

Por Gabriel Ortiz

Últimamente se debate mucho sobre lo que hace grande a un equipo de fútbol. El contexto y entorno configuran el entendimiento y perspectiva sobre el caso. Por ejemplo, hay equipos grandes a nivel local, que distan mucho de serlo a nivel nacional o internacional. Es decir, depende de varios factores y no siempre se cumplen los mismos parámetros. En México por sobre todo impera la tradición, la historia y el nombre.

Ser grande es una cualidad heredada que se sustenta en el pasado, que se manifiesta mediáticamente y que cada vez es más claro que significa poco o casi nada. Deportivamente la definición es clara, pues se relaciona con la estadística y la numeralia; datos que te describen como ganador, dominador y referente.

Los partidos denominados clásicos suelen enfrentar a dos equipos grandes, que de acuerdo a su grandeza, son mutuamente excluyentes y rivales por naturaleza. Equipos que desatan la pasión, reviven el amor, la entrega de sus hinchas por la camiseta, y de otorgar pequeñas dosis de gloria que quedan en la memoria.

Es el Clásico Nacional entre el América y las Chivas el último resquicio del fútbol de antaño en nuestro país. El deporte ha cambiado y con él la forma de vivirlo. Los niños de ahora ya no sueñan con jugar en el América de Borja, sino en el Barcelona de Messi, y las nuevas generaciones poco recuerdan la grandeza del Cruz Azul y Pumas.

Vivamos con pasión esta semana de doble clásico nacional, pues no sabemos cuantos tiempo más la vivamos como tal.

 

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