El coronavirus lleva a los restauranteros a la ruina

El italiano Fabrizzio de Rossi, dueño de Antica Roma, explica que la situación está grave y cada día que pasa empeora más.

El propietario del restaurante italiano “Antica Roma”, Fabrizzio de Rossi, platicó a Peninsular Punto Medio cómo ve poco a poco morir su restaurante desde que iniciaron las restricciones para evitar más complicaciones y contagios por el coronavirus.

Relató que llegó de paseo a  Mérida hace 13 años de Roma, Italia, se enamoró de la ciudad y un año después estableció su negocio, al que considera como un hijo y al que hoy, poco a poco está viendo desmoronarse, sin poder hacer mucho para salvarlo.

—Es un grave problema porque hay gente que no tiene dinero ni siquiera para aumentar un mes más, por eso es importante que en estos momentos apoyen a nuestra economía, hay que hacer conciencia para que se apoye el comercio local, porque si no nos vamos a morir de hambre todos y eso no puede pasar aquí en Mérida, no lo podemos permitir —dijo.

Como hemos publicado anteriormente,  a diario hay cierres de comercios que ya no pueden soportar la falta de ingresos derivada de la crisis ocasionada por la pandemia, muchos han quedado sin empleo y muchos más lograron negociar el seguro laborando, pero con un sueldo menor al acostumbrado.

—Necesitamos unirnos para ver cómo podemos salir adelante porque a diario decenas de negocios principalmente los familiares están cerrando sus puertas para siempre, están bajando el sueldo o despidiendo, pero no por maldad, sino porque no tienen recursos —comentó este restaurantero quien detalló como es su ritmo de trabajo en estos días.

—Nosotros como restaurante tenemos que cerrar a las nueve de la noche cuando abrimos a las seis de la tarde, es como si no abrieramos, porque es a las ocho cuando salen las personas de trabajar y después vienen a desestrasarse cenando una pasta que por lo general acompañan con una cerveza, la que hoy no le podemos ofrecer, entonces las ventas han ido en picada y mi preocupación es cuanto tiempo más vamos a poder subsistir así, que le voy a decir a la gente que trabaja conmigo, que ya no tiene trabajo? —se preguntó el entrevistado,  quien aseguró que a la fecha ni ha despedido ni ha disminuido el sueldo de las cinco personas que laboran con el

La cuestión es que ahora se está trabajando con solo la cuarta parte de la capacidad, y con lo que ingresa por las ventas de este porcentaje de ocupación, no están saliendo los gastos entre los que se cuentan salarios de empleados, su seguro social, los impuestos, la renta, además de la energía eléctrica.

Ante esta cuestión, Di Rossi tiene temor de que despues de cinco meses de estar prácticamente cerrados por la contingencia, tenga que bajar pronto sus cortinas, pues destacó que aún cuando tenían la oportunidad de cerrar más tarde, en toda la jornada apenas atendían a dos o tres clientes.

—Es imposible, hay muchos empresarios que tienen una reserva para poder aguantar, pero muchos ya la agotaron y están condenados a no poder levantarse de la lona otra vez —subrayó, quien indicó que esto que ocurre le duele en el alma, porque su negocio que esta ubicado en el número 348 de la calle 23 A del fraccionamiento Los Pinos, el cual hoy está en agonía.

Texto: Manuel Pool

Foto: Cortesía

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