El día contra trump (I)

Por Eduardo Ancona

Muchos, quizás tantos como los que (mal) pronosticamos su derrota electoral, pensamos que el día en el que iniciaría un proceso de impeachment para expulsar a Donald Trump de la Casa Blanca llegaría mucho antes. Quizás, decíamos, en los primeros seis meses de su gobierno.

Sin embargo, el destino reservaba al empresas neoyorkino un primer año tranquilo, asentado sobre mayorías legislativas y una aprobación que parecía muy sólida. Adicionalmente, en el bando demócrata la voluntad política para buscar el impeachment parecía no haber nacido entre los liderazgos, o acaso no encontrarse al mismo tiempo, en las mismas personas y por las mismas razones. Es así que incluso Nancy Pelosi, líder demócrata en la Cámara de Representantes fue en varias ocasiones una opositora al impeachment.

Hoy la realidad se ha impuesto gracias a una figura común en la política estadounidense y extrañisima en la mexicana: un soplón (según la traducción de whiselblower). Un funcionario cuya identidad se desconoce —se sabe que trabaja en la CIA al interior de la Casa Blanca— dio a conocer que el presidente Trump había solicitado al presidente de Ucrania en una llamada de teléfono que investigara supuestos actos de corrupción que el hijo de Joe Biden, posible rival de Trump en las elecciones de 2020, habria cometido en Ucrania. Días después de esta revelación la Casa Blanca hizo público un documento que consigna una reconstrucción de la llamada, pero no una versión literal.

El texto da cuenta de cómo después de habla del apoyo económico que Estados Unidos ofrece a Ucrania, Trump le pide al presidente “un favor”. Le solicita investigar al hijo de Biden y le dice que para esto lo contactará el Fiscal General de Estados Unidos y Rudolph Gulliani, su abogado personal.

Esto aporta dos elementos más: uno, Trump sugirió implícitamente un quid pro quo, intercambiar el dinero por la información; y dos, pretende utilizar al Fiscal con fines políticos. El meollo de asunto es claro: Trump pidió a un gobierno extranjero intervenir en la política interna de su país y eso, argumentarán los demócratas, es suficiente para removerlo del puesto.

Esto es, en suma, lo que bastó para reunir las voluntades suficientes para iniciar un impeachment. Antes incluso de que se liberara el documento, Pelosi anunció que desde la Cámara de Representantes, donde los demócratas son mayoría, existía el deseo de iniciar el proceso. Sin embargo el camino es largo y complicado. Puede incluso ser contraproducente. Se encuentra lleno de atajos, dificultades y obstáculos.

Todos ellos ocuparán este espacio la próxima semana.

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