El arte tiene la capacidad de liberarnos de ataduras autoimpuestas o que el exterior ha ceñido a nuestra piel, es un escape para los atormentados y para los locos de embeleso. Brinda una salida para todas las emociones humanas que se contienen en el pecho y que no pueden brotar a raudales por la boca, con sonidos casi imperceptibles el artista hace que su obra grite, con voz muda, lo que tiene para contar al mundo o lo que tiene para contarse a sí mismo a través de ella.
Sin embargo, aunque el arte es la grieta, el dolor es el germen, el génesis de la inspiración. Es aquella llama que encendió a tantos artistas a lo largo de la historia.
Pero no hablamos de un dolor físico, resultado de contusiones. Hablamos de un dolor intangible, que hace su nido dentro del alma y que pesa y duele más que cualquier herida externa, un dolor que quema dentro y que con sus garras rasga las paredes de nuestro ser esperando a ser liberado. Quizá no hace que la sangre corra a borbotones, pero si necesita ser exteriorizado, que se dilate y cumpla con su función, porque “dolor” es otro nombre para la belleza.
Cuando el dolor se interna en el alma, el artista no tiene muchas opciones, o cede ante el dolor y perece, o lo transforma en algo imperecedero, que lo libere de los grilletes del sufrimiento y pueda también liberar a otros.
Muchos artistas han usado su dolor para crear grandes obras, tal es el caso de Radene Marie Cook, Stan Cohen, Elena Ruiz y Frida Kahlo, todos grandes artistas que expresaron en su arte el profundo dolor que llevaban en sí.
Pero hay un artista que utilizó el dolor de su alma atormentada para reflejar el éxtasis de la felicidad de la vida, transformando su sufrimiento en cielos estrellados o coloridos paisajes que lo llenaron de fama póstuma. Van Gogh, fue un artista incomprendido, que vivió cientos de penurias y que tomó todo su dolor y lo convirtió en las que hoy son las obras más amadas y conocidas. Él decía que “El arte es para consolar a los que están quebrantados por la vida” y nosotros le damos la razón.
Es por eso que en Arte 1010 más que vender hermosas obras de arte, transmitimos y creamos emociones, conocer a nuestros artistas, su vida, sus logros y anhelos, eso sin duda nos hace apreciar el arte y la vida.
Texto y foto: Cortesía
