EL EDITORIAL

Se veía venir. El anuncio realizado por el gobernador Mauricio Vila Dosal cancelando el impuesto por seguridad que en principio se cobraría a través de los recibos de la Comisión Federal de Electricidad es el final de una historia que tuvo un inicio difícil, un pésimo desarrollo y un final de pesadilla para el mandatario.

Peninsular Punto Medio le presenta hoy las opiniones de varios personajes de la política y de la sociedad civil, quienes coinciden en su mayoría con la medida del gobernador, ya que de otro modo se hubieran ido en controversia con la CFE, pero también es verdad que el dar marcha atrás al problema representa un respiro mediático ante el exceso de críticas que ha recibido el Gobierno del Estado.

Cabe destacar que desde el primer minuto que fue anunciado este nuevo gravamen, una de las preguntas que surgieron al momento es si el Gobierno Federal se prestaría a cobrar los impuestos de Yucatán, sabiendo que una de las promesas del presidente Andrés Manuel López Obrador era justamente lo contrario.

Luego, las semanas de silencio sobre el método de cobro y la negativa inicial de la Secretaría de Energía agravó el panorama para la administración estatal. Y ya hoy se consumó lo que se veía venir desde hace unos días.

Duro aprendizaje para el Gobierno del Estado, que entendió a la mala que ningún político se echará la soga al cuello por ti, a menos que la recompensa sea más valiosa que el daño que recibirá.

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