EL EDITORIAL

Con todo lo que pasó en la última semana con el informe del gobernador Mauricio Vila Dosal y las consecuencias posteriores, no habíamos tratado un tema que en su momento nos pareció una simple ocurrencia, pero que hoy en este momento ya genera malestar en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El tema del avión presidencial y su rifa dio pie a muchos memes y comentarios disparatados sobre la venta de cachitos de la Lotería Nacional y de dónde estacionarían la aeronave en caso de ser el “afortunado” ganador.

Como chiste era muy original y la ciudadanía se río un rato con esta puntada al calor del fracaso de su venta. Pero al reafirmar sus intenciones y además hacer participar en este tema al secretario de la SCT, Javier Jiménez Espriú (quien días antes manifestó que esto no era posible), está retando su ocurrencia a un análisis.

Pero veamos: el Presidente de la República quiere mediante la venta de boletos a la ciudadanía con un valor de 500 pesos cada uno recuperar parte del costo del avión presidencial. Pretende que los mexicanos vuelvan a pagar este armatoste que fue comprado con nuestros impuestos. Muy ocurrente.

Como segundo punto, el mandatario afirma que aquel ciudadano que se lleve el premio mayor, no puede vender su avioncito, en una cifra menor al que está valuado, alrededor de 150 millones de dólares. El problema es que si el gobierno, con todo su aparato no pudo venderlo, menos lo podrá hacer un ciudadano, eso sin tomar en cuenta los gastos de mantenimiento de la aeronave.

Es por eso que creemos que es mal negocio para los ciudadanos y uno extraordinario para el Gobierno. Después de abordar este tema, ahora nos podremos concentrar en cosas más importantes y no en tonterías.

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