El estancamiento de Weezer

Por Marcial Méndez

En lo que va del  2019, la banda de rock americana conocida como Weezer ya ha lanzado dos álbumes de estudio. Según se cuenta, ya incluso están trabajando en el próximo, por lo que no sorprendería que otro LP suyo viera la luz entre finales de este año y principios del siguiente. Tal frenesí creativo sería una buena noticia de no ser por las dos decepcionantes producciones que la agrupación ha develado en los últimos tres meses.

La primera fue una colección de covers lanzada a finales de enero. Con rolas como Everybody Wants to Rule the World, Africa, Take On Me y Mr. Blue Sky, el disco no es una mala experiencia: entra por un oído y sale por el otro de manera agradable. El problema es que Weezer no añade nada nuevo a ninguno de esos clásicos; por el contrario, pareciera que lo que la banda buscaba era copiar, al pie de la letra, el sonido de aquellos. Para eso, mejor escuchar los originales.

La segunda decepción salió a principios de marzo y se trató de un nuevo álbum de material original. A pesar de ello, su sonido no se siente reciente sino anticuado: recuerda a algunas de las gastadas tendencias pop de hace una década. Fuera de una o dos canciones, el LP es una papilla de mediocridad comercial que, paradójicamente, no corresponde a las sensibilidades mainstream actuales.

Con esos indicios, cuesta trabajo ser optimista respecto al futuro de Weezer. Estancados en lo seguro y de fácil digestión, se ve difícil que la banda dé una buena sorpresa con su siguiente lanzamiento.

 

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