El Féis nuestro de cada día

Por: Carlos Hornelas

Aunque pareciera que ha estado aquí desde siempre, Facebook ha cumplido apenas diez años de existencia en español. Para muchas personas en la actualidad hablar de internet es hablar de Facebook, es decir, han tenido su primer contacto con la red de redes a partir de su experiencia con esta plataforma.

Zuckerberg se habría propuesto unir al mundo a través de ese gran muro minimalista en el cual los usuarios son pródigos en compartir sus vidas a través de los detalles más insignificantes sobre cada aspecto de su existencia. La idea era que sirviera de instrumento para conectar personas, conocerlas y fincar vínculos.

No obstante, parte del éxito de la plataforma sea no su vocación por el contacto humano, como se anunciaba sino la propensión actual por espectacularizar cada aspecto de la vida social. Ya Debord advertía en los sesenta que nos dirigíamos a la “sociedad del espectáculo” en la cual cada acontecimiento tendría el valor de un relato y cada persona la de un personaje suspendido en la narrativa de su propia vida.

Entre las estrellas y las audiencias, la sociedad se ve a sí misma como el reflejo de Narciso. Sin embargo, los vouyeristas y curiosos que “stalkean” a los demás no quedan circunscritos a la propia red, sino que en muchos casos proveen de información clave a terceros quienes la utilizan con precisión para sus fines. La red no es neutral ni clara ni diáfana. Parece un nuevo panóptico, pero con esteroides.

A esta circunstancia, Facebook no ha permanecido al margen, todo lo contrario, noticias recientes demuestran que la red tiene un interés más amplio en las utilidades y ganancias que en su vocación filantrópica y si se sigue el hilo, podríamos llegar al final del laberinto y reconocer que a través de la inteligencia que le proveen sus usuarios tiene la información necesaria y confiable para influir directamente en la vida democrática contemporánea.
Así lo demostró en la llamada injerencia rusa en las elecciones de estados Unidos en la cual salió victorioso Donald Trump, o en otros muchos eventos como el Brexit, el referendo de Cataluña, las elecciones en Brasil, el arribo de Salvini en Italia o el amargo capítulo de Cambridge Analytica.

Zuckerberg que ha sido llamado al estrado tanto en su país de origen como en el viejo continente, a causa de los constantes escándalos, filtraciones, venta de datos y otras delicadezas, enfrenta ahora la sospecha de inversionistas, empleados, publicistas y gobiernos. Nadie ha salido bien librado del todo.

Lo que se pone de manifiesto es la intención de dichos gobiernos de empezar una serie de regulaciones para tratar de contener a este gigante. La Comunidad Europea le ha acotado de un solo tajo una importante fuente de negocio a través de su recién aprobada directiva en torno a la protección de datos personales. En el caso de Estados Unidos ya se piensan medidas que puedan tomarse al respecto para disminuir la tremenda influencia de la compañía a nivel global.

Aquí en México nos la llevamos tranquila y todo lo que queremos en general es un like más.

 

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