El incierto impacto del coronavirus en la lucha frente a la crisis climática

Todo dependerá de cuánto duren las medidas excepcionales de contención contra el nuevo coronavirus y de los estímulos que se adopten después, pero no hay experto que no pronostique ya una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero globales para este año.

“El coronavirus tendrá mucho impacto en las emisiones de España”, apunta José Santamarta, economista y responsable del informe sobre la evolución en 2019 de las emisiones del Observatorio de la Sostenibilidad, que se presentó este jueves.

El estudio cifra en un 5.8% la reducción de las emisiones en España el pasado año respecto a 2018. La rebaja está motivada principalmente por la práctica eliminación del carbón para generar electricidad durante 2019.

“Pero el efecto del coronavirus sobre las emisiones del país será mayor que el del carbón este año”, augura Santamarta.

Los combustibles fósiles ―principales responsables de esas emisiones― continúan siendo la sangre que mueve la economía mundial. Y si la economía se para, como ha ocurrido ya en China e Italia con esas medidas de contención, cae el consumo de energías fósiles y, por lo tanto, también disminuyen los gases de efecto invernadero que se expulsan a la atmósfera.

“Una disminución en el PIB se traducirá en una disminución de la cantidad de emisiones de dióxido de carbono”, resume Pep Canandell, director ejecutivo del Global Carbon Proyect, un grupo de expertos climáticos internacionales. Canandell apunta a que los datos que hay ahora de reducción de las previsiones de crecimiento mundial indican que este 2020 se cerrará con un descenso de las emisiones respecto a 2019.

La clave es hasta ahora China. Porque es donde empezó la epidemia y porque acumula más de un 25% de las emisiones globales. Un artículo publicado en el medio especializado británico Carbon Brief calculaba una reducción de un cuarto de las emisiones durante el mes de febrero en China. Pero el mismo análisis advierte de que se trata de una caída temporal, y plantea la duda de si ese descenso será compensado o revertido con la respuesta que el Gobierno chino ofrezca a esta crisis.

“Las emisiones están bajando mucho, pero ya hay propuestas sobre la mesa que contrarrestarían rápidamente esa caída”, alerta Tatiana Nuño, experta en cambio climático de Greenpeace. “Se debería aprovechar esta crisis para no reactivar la economía como la teníamos hasta ahora”, propone Nuño.

El efecto rebote en las emisiones es un fenómeno conocido y estudiado. Canandell recuerda que el PIB mundial y los gases de efecto invernadero siguen fuertemente ligados ―de hecho, el objetivo es conseguir desacoplar ambos indicadores―.

Las grandes caídas del dióxido de carbono han coincidido con los periodos de crisis. Pero existe “mucha experiencia sobre el rebote después de una crisis”, añade este especialista. En la recesión global de 2008 se apreció “una reducción mundial del 1% de las emisiones de dióxido de carbono”. Pero se recuperaron al siguiente año y “el crecimiento durante los dos años que siguieron a la crisis fue excepcionalmente alto debido a los estímulos económicos que se aprobaron para hacer crecer la producción y la demanda”, advierte Canandell.

“No vamos a combatir el cambio climático con un virus”, resumió esta semana António Guterres, secretario general de Naciones Unidas. Lo hizo durante una conferencia de prensa en Nueva York para presentar el informe de seguimiento de los impactos de la crisis climática, que realiza la Organización Meteorológica Internacional (OMM). Los efectos del coronavirus sobrevolaron esa conferencia y Guterres pidió que no se “sobrestime” el efecto de la epidemia en la reducción de las emisiones mundiales.

El secretario general de Naciones Unidas pidió a los países que no se distraigan en la lucha contra el calentamiento y la desigualdad. Guterres incidió de nuevo en la necesidad de que los Gobiernos presenten planes de recorte de emisiones más contundentes en la Cumbre del Clima de Glasgow (Reino Unido), prevista para noviembre de este año. 2020 se había marcado en las agendas de los activistas contra el cambio climático como clave en la lucha contra el calentamiento, pero muchos temen ahora que la crisis del coronavirus se utilice de excusa para retrasar las políticas de transición ecológica. “No se puede paralizar ahora la ambición contra el cambio climático”, lamenta Nuño.

Texto y fotos: EFE

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