El monumento al Dr. José Dolores Patrón

Por Ángel E. Gutiérrez Romero

Con afecto para el
Arq. Víctor Castellanos B.

La diminuta glorieta en la que confluyen cuatro calles del “Reparto José Dolores Patrón”, en Mérida, resguarda un sencillo monumento dedicado al ilustre personaje que da nombre a ese rumbo de la ciudad, mismo que es considerado como el primer fraccionamiento de viviendas en serie construido en la capital yucateca; un testimonio de sus transformaciones y modernizaciones arquitectónicas y urbanísticas. Debo confesar que este monumento es uno de mis favoritos. La sobriedad y elegancia de sus líneas y la nobleza de los materiales que lo conforman, hacen de él una pequeña y bien cincelada joya del paisaje meridano.

Además, me gusta porque –como ocurre con otros ejemplos del no muy extenso catálogo de monumentos y estatuas públicas de Mérida—, no conmemora las hazañas de un caudillo, ni las victorias de algún general aguerrido o los dictados de un político “benemérito”, sino que honra la memoria de un filántropo, un médico, a quien el insigne historiador y escritor don Eligio Ancona llamó como el “héroe de la caridad” durante las honras fúnebres que se tributaron al Dr. José Dolores Patrón Peniche el 3 de diciembre de 1889, en uno de los salones de la Escuela de Medicina de Yucatán, de la cual fue su primer director “y uno de sus más esclarecidos profesores”.

Nacido en Mérida, en 1833, al Dr. Patrón le tocó vivir en su infancia y juventud momentos álgidos de la historia política y militar de Yucatán, dividido por los intereses de los grupos conservadores y liberales. Él fue un hombre de fe, profesaba el catolicismo, siempre respetuoso de las ideas y creencias de los demás; así supo ganarse el respeto de todos, gozando de una indiscutible autoridad moral. El epitafio de su monumento contiene una locución latina que sintetiza los ideales y celebra la vida de Patrón Peniche: “Pertransiit benefaciendo”, es decir, “pasó obrando el bien”.

El monumento del Dr. José Dolores Patrón data de 1903. Consta de un pedestal de gusto neoclásico, ejecutado en mármol blanco; en la parte frontal se ubica una lápida que da testimonio del personaje a quien se dedica; un festón fúnebre decora la cornisa y da entrada a la base sobre la cual se ubica un excelente busto de bronce del distinguido galeno yucateco. Según consta en la base de la escultura, ésta fue realizada en 1902 en los talleres de la prestigiada y porfiriana Fundición Artística e Industrial Mexicana de J. B. Chávez y Cía. Al parecer el conjunto fue trasladado a su ubicación actual hacia 1928 cuando se inauguró el “Reparto”; de esa época debe ser el obelisco al cual está adosado. Si bien el monumento recibe mantenimiento constante, se hace evidente que requiere de una restauración integral para garantizar su conservación y seguridad.

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