El mundo sin humanos

Por Mario Ovies

Tal vez no completamente sin humanos, pero por lo menos no hay tantos humanos en las calles, en las playas, en los parques, en las ciudades, en todos los lugares que antes eran cotidianamente concurridos.
No sé si será cosa mía, pero estos días he visto una amplia variedad de aves en las calles aledañas a mi casa. No sé si será el efecto de las calles vacías, sin tanto ruido de coches; no sé si será por la terrible sequía que asola al estado, el calor, o simplemente que ahora me fijo más, pero en los últimos días he visto pájaros toh, periquitos, aves de colores variados, tamaños y formas.
Donde sí no es cosa mía, es que este fenómeno se está dando alrededor del mundo. No es solamente el efecto de los coches, sino la falta de ruido es un atractivo para la fauna silvestre de salir y explorar nuestras ciudades en busca de comida o refugio.
Como el caso del Parque Nacional Yosemite de California, donde a falta de turistas por su cierre, se han tenido más avistamientos de osos, los cuales están prosperando en más áreas de la zona protegida.
A un mes de su cierre, los osos están saliendo de su entorno, al igual que coyotes y gatos monteses. Los guardabosques del parque han señalado que los animales están viviendo una fiesta, y es que el Parque Nacional suele recibir más de 300 mil visitantes en el mes de abril.
Y es que con la amenaza de los coches, las ciudades ahora lucen más inofensivas que de costumbre, un caso de esto es una ciudad al norte de Gales, donde un productor de videos se dedicó a contar la historia de unas cabras montesas que invadieron el lugar.
En los videos se puede ver a las cabras merodeando por las calles de la ciudad, cruzando las calles o comiéndose las plantas de los jardines.
Muy parecida es la historia de los jabalíes vistos en las calles de Barcelona, pavos salvajes en una escuela de California o una manada de más de mil ciervos que tomó la ciudad japonesa de Nara, a falta de la comida que le solían dar los turistas.
Si nos imaginamos a la naturaleza como un ente sabio, diríamos que algo nos quiere decir. El origen del coronavirus, en esta famosa sopa de murciélago, se debe a que estamos invadiendo cada día más los espacios silvestres, y estamos dejando a la flora y a la fauna de nuestro planeta sin un lugar para vivir.
¿Es imposible coexistir? Si seguimos con el modelo anterior a la pandemia claro que lo es, pero si empezamos a buscar una forma de vivir en más armonía. Si respetamos los espacios, si volvemos nuestras ciudades verdes, si compartimos. Tal vez si sea posible.
Tendríamos que empezar por temas que ya hemos platicado, dejar el coche, disminuir el uso de combustibles fósiles, disminuir el ruido de nuestras ciudades. También con cosas tan simples como apagar las luces, disminuyendo así nuestra huella lumínica.
Tal vez, si empezamos a cambiar de ahora en adelante, podamos compartir nuestra ciudad con venados, jabalíes y cada día más aves. Si nos portamos bien, espero que cada día sea más común ver a un pájaro toh al salir a caminar.

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