El pueblo que sobrevive en la eterna inundación en Tabasco

La comunidad de Jonuta, que es asediada por el peligro constante de una inundación, ha descubierto a través de la Cruz Roja Mexicana y Zurich una forma de sobrevivir al riesgo y reconstruirse. La innovación social es su aliada

Los pobladores de esta comunidad dicen que desde la llegada de los hombres y mujeres de la Cruz Roja no ha vuelto llover. Es una nueva leyenda que se ha construido durante los últimos 5 años cuando llegaron los técnicos y voluntarios de la institución de asistencia privada a Jonuta, Tabasco, un municipio que vive bajo la eterna inundación en el edén.


“Estamos atendiendo poblaciones vulnerables, poblaciones que por el simple hecho de ser susceptibles a inundaciones no cuentan con recursos… son personas que no han tenido lo necesario para sobreponerse, por lo tanto, el principal reto fue de tipo social”, dice Brenda Ávila, coordinadora del programa de Resiliencia ante Inundaciones de la Cruz Roja Mexicana.

En 2013, la Cruz Roja Mexicana y la aseguradora suiza Zurich decidieron implementar un plan que ayudará a la población a sobrevivir a las condiciones naturales de la tierra que habitan y al peligro constante de las inundaciones en la región. Así arrancó el Programa de Resiliencia ante Inundaciones, el cual busca preparar a la comunidad para enfrentar el temido fenómeno natural.


“Están en la llanura de inundación del río más caudaloso de México: el Usumacinta, que nace en Guatemala. Esta posición les da un alto grado de vulnerabilidad”, dice Gilberto Segovia Quintero, director de Gestión Integral de Riesgo del Instituto de Protección Civil del Estado de Tabasco.

Zurich, Cruz Roja Mexicana y la sociedad civil descubrieron la forma de innovar de manera social y encontrar un futuro en una comunidad asediada por la pobreza.

La tragedia

De octubre a diciembre de 2007, Tabasco vivió una de sus peores inundaciones. Alrededor de 62% del territorio quedó cubierto de agua y 75% de la población damnificada en 679 localidades de 17 municipios del estado, con pérdidas y daños calculados en 33,215 millones de pesos (mdp), de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).


Los terremotos ocurridos en México en septiembre pasado han mostrado la necesidad de tener comunidades resilientes frente a cualquier catástrofe natural.

“México es uno de los países en el mundo que más desastres naturales sufre… se evalúa en el país que más 20 millones de personas están expuestas a fenómenos naturales relacionadas a inundaciones y que, en los últimos 20 años, 85 millones de personas han sufrido un desastre natural, por eso es importante crear comunidades resilientes”, dice Nathalie Darres, directora de Comunicación y Marketing de Zurich.

De 2007 a 2011, el territorio tabasqueño ha acumulado pérdidas por más de 57,000 mdp, dice la Cepal en sus informes; este año, los niveles del río Usumacinta volvieron a crecer y revivieron los temores de una inundación en el municipio marginado de Jonuta, una región que ha cambiado desde la llegada de los enviados de la Cruz Roja Mexicana.


Sin embargo, hay otros ríos que también ponen en riesgo a todo el estado de Tabasco, como son Grijalva y Carrizal. La entidad del sureste mexicano se encuentra rodeada del vital líquido que crece sus niveles cada año.

Hoy, los pobladores se encuentran organizados y preparados para enfrentar una emergencia en su comunidad, la cual se sustenta en la pesca y la agricultura, que amarra a sus habitantes a los humedales tabasqueños, pero hay un temor que nadie puede disimular. La Cruz Roja Mexicana y Zurich darán por terminado el programa de resiliencia en 2018 y los pobladores se preparan para enfrentar, con prevención y conocimientos, las pruebas que pueda ofrecerles la naturaleza y sus caudales.

La prueba

El pasado 10 de noviembre, la población de Jonuta vivió su primer simulacro y la prueba de fuego para el personal de la Cruz Roja que brindó las capacitaciones.

El llamado inicia con una llamada de Protección Civil a los brigadistas de la Cruz Roja Mexicana, así como a la gente de Seguridad Pública. La simulación permite recrear un reblandecimiento de tierra y el peligro para la comunidad.

Los brigadistas informan sobre la evacuación con altavoces en la colonia 5 de mayo, donde la gente presume lesiones de primer nivel: fracturas, heridas abiertas y los primeros auxilios básicos.
Los voluntarios regresan con los heridos y el reporte de daños a una escuela que funciona como albergue.

Al final, el simulacro ha funcionado con éxito. La población se ha apropiado de los programas que el personal de la Cruz Roja Mexicana le enseñó durante 5 años de preparación. Están listos.

Texto y fotos: Agencias

 

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