El rumor de San Felipe

La semana pasada fue una montaña rusa para quienes pensaban que la elección en Yucatán tenía escenarios y resultados seguros. La salida de “Huacho” Díaz Mena del PAN, el anuncio en conjunto con Rogerio Castro de Morena y la obvia postulación del ex panista como el nuevo candidato de Morena a la gubernatura, han provocado que de la sonrisa que lucían los panistas en aquella foto de diciembre de 2017, cuando anunciaron en el CEN la precandidatura de unidad de Mauricio Vila, quede muy poco.

Con la salida de Joaquín Díaz Mena y las acusaciones que él mismo hiciera contra la dirigencia del PAN y su candidato a Gobernador, no han sido pocas las voces panistas que han saltado a señalar de traidor a quien, hasta hace unas semanas, aspiraba a la candidatura al Senado de la República por parte de ese partido.

Estos señalamientos parten no solamente del resentimiento natural que se genera tras una ruptura de esta magnitud, pues estamos hablando de quien en 2012 fuera su candidato a Gobernador y quien fuera, además, el panista que más votos ha conseguido en una elección estatal en la historia.

La acusación de traición también surge de los rumores que han corrido en días recientes, y que ya han hecho que se le cuestione públicamente a “Huacho” en medios de comunicación, sobre que la exgobernadora del estado, Ivonne Ortega Pacheco, hubiera sido la artífice de este movimiento luego de reunirse con Díaz Mena en un rancho del municipio de San Felipe.

Independientemente de la veracidad o falsedad del rumor, lo cierto es que cumple con un papel trascendente y útil para las aspiraciones personales que la exgobernadora de Yucatán tiene en la mira durante estas elecciones.

Un rumor de este tipo manda un doble mensaje. Al panismo, en primer lugar, para conseguir lo que hasta ahora parece que logrará con éxito: terminar de divorciar al Partido Acción Nacional y a “Huacho” Díaz Mena, cancelando toda posibilidad de reconciliación de último momento.

Pues, ante las encolerizadas voces que acusan a Joaquín Díaz Mena de traición, se antoja muy poco probable que de ambos lados quede alguna esperanza por sumar voluntades en la recta final de la contienda, algo que le vendría muy bien a un panismo que se dedicó a complicarse un escenario que parecía muy favorable al principio.

Y en segundo lugar, el rumor también es un mensaje dirigido al priismo. Un priismo que en los primeros momentos se sintió condenado a la derrota y que ahora ve con nuevos ojos el proceso electoral estatal, al que le ha regresado la confianza en la victoria y que ve cómo los adversarios se han tropezado con un escenario de rupturas que no parece terminar aquí.

Para ese priismo, el mensaje que manda el rumor no solamente es de aliento. También es una clara señal de que la exgobernadora está operando la elección, tanto al interior del PRI como al exterior, y que es ella la que está dispuesta a regresar por sus fueros.

Por Juan Pablo Galicia

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