El sentido de la Navidad

Mario Barghomz
mbarghomz2012@hotmail.com

(Texto para ser leído la noche de Navidad)

Aunque quizá no lo parezca porque la apariencia de la costumbre ha sido siempre como una venda en los ojos para no ver la esencia de la verdad, esta navidad, donde lo que realmente debe celebrarse es el nacimiento de Jesús y no una fiesta ajena al sentido más puro de la epifanía, será lo que Dios realmente querría que fuera: de recogimiento y oración, de paz y sosiego tanto en nuestra carne como en nuestro espíritu, dadas las condiciones de reclusión sanitaria y sana distancia en que actualmente nos encontramos.

Gran parte de la civilización humana ha tomado este día 24 de diciembre para celebrar no el nacimiento de Jesús, sino el punto de reunión familiar, del exceso acostumbrado de cena y vino, y la oportunidad anual de congregarse; ignorando, y no por desconocimiento sino por tradición y costumbre, el verdadero sentido de la Navidad que se centra en la esperanza y la oración hacia el recién nacido, el Salvador recién llegado al mundo.

Quizá esta no sea la mejor de las navidades por las expectativas que uno esperaría fueran de otra manera, igual y como siempre: la reunión de toda la familia, la cena compartida, la fiesta y los regalos. Pero sin duda será la navidad más justa por el sentido mismo de dedicar esta hora y este día al Misterio del Nacimiento.

Celebrar esta vez que los pocos reunidos (o quizá a solas acompañados solo de nuestra gracia) nos hacemos presentes en el tiempo, dos mil veinte años después, con el recién nacido. El que vino al mundo para redimir nuestros pecados, el que se hizo hombre para ser sacrificado en el calvario, clavado a una cruz, y así cumplir la voluntad del Padre. El ungido, el avatar, el atman (como mencionan otras culturas), el mesías anunciado por Isaías en el libro profético del antiguo testamento. Y asimismo, lo que a Moisés también le fue revelado: “Tengo un plan de salvación para todos los hombres –le dijo Jehová- mediante la sangre de mi Unigénito, el cual vendrá en el meridiano de los tiempos (Moisés 6-62)… Hijo Unigénito, lleno de gracia y de verdad, el cual es Jesucristo…” (Moisés 6-52).

Dios mismo representado en Jesús. “Porque el que me ve a mí, ve al padre”, habría dicho él mismo según el Evangelio de Juan (14-9).

Si hay una navidad que nunca olvidaremos por el resto de nuestros días, seguramente será ésta. Ésta celebrada en medio de la pandemia que nos ha obligado a reconsiderar el cuidado de la prioridad de nuestras vidas. Ésta donde el más presente, sin duda, será Dios y no el arbolito de navidad o Santa Claus. Porque para los hombres de fe, ni el arbolito ni Santa Claus, salvan. A ellos no se les puede rezar o hacer oración dentro del dogma. Y ésta será una navidad de oración para que la gracia y la bendición de Dios se esparzan sobre nosotros. Para que cada oración encaminada hacia nuestra salud y por aquellos enfermos que no la tienen, sea posible de cumplirse según nuestros deseos.

Sí, sin duda el sentido de esta navidad será de recogimiento en el ánimo de lo más espiritual y la sensatez de la prudencia de aquellos (nosotros) todavía presentes.

Esta navidad debe ser para todos la oportunidad de renacer en nosotros mismos, de ser más espíritu y menos carne, de acuerdo al evangelio. Debes morir en la carne para renacer en tu espíritu, le dice Jesús a Nicodemo (Juan 3). “De cierto os digo que quien no nazca de nuevo, no podrá ver el reino de Dios” (Juan 3-3).

Mi deseo personal es que esta navidad, la de hoy, la de ahora, sea la oportunidad de celebrar un doble nacimiento: el del niño Jesús y el de nosotros mismos como dice Juan, para ser otros o mejores, de “agua y espíritu” ante Dios.

Asumamos entonces hoy este sentido, más pleno y más santo, más reservado (menos acompañado) pero más cierto; más auténtico en la fe y la esperanza de aquellos que siempre tenemos a Dios como camino y expectativa de vida.

Que todo pensamiento contrario a la bondad y la rectitud del hombre, desaparezca en estas horas difíciles, en este momento de oración.

¡Dios nos contenga y nos bendiga, nos cuide y nos guíe!

¡Feliz Navidad!

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