El síndrome de Rapunzel no es fácil de detectar

La tricofagia, mejor conocida como síndrome de Rapunzel, es un trastorno que consiste en el impulso incontrolable y obsesivo de comer tu propio cabello.

Sobre este tema habla en entrevista la psicoanalista Adriana Ortiz Barraza, de Fundación APTA quien comenta que este trastorno es una complicación de otro llamado tricotilomanía.

“La tricotilomanía pertenece a los trastornos del control de impulsos y en éste la persona siente una necesidad muy fuerte de arrancarse el cabello principalmente de la cabeza, aunque también puede ser el de cejas, pestañas o el vello de los brazos”, comenta.

En algunos casos, además del deseo de arrancarlo surge el impulso de comerlo, ahí es cuando aparece la tricofagia.

Por desgracia, este padecimiento no es fácil de detectar debido a que la persona puede ocultarlo durante muchos años y sus familiares sólo llegan a notarlo cuando comienza a generar complicaciones de salud.

“En muchos casos el trastorno suele descubrirse cuando la persona comienza a quedarse sin cabello en una zona de su cabeza y lo llevan al dermatólogo pensando que está sufriendo de calvicie”, explica.

En casos más graves, según relata la Barraza, se descubre hasta que la persona está en un quirófano por obstrucción intestinal y al abrir, los cirujanos descubren el bulto de cabello.

“Una obstrucción de ese tipo sólo ocurre después de muchos años de realizar esta práctica. La única forma de saber si alguien está comiendo su cabello es al descubrirlo en una cirugía o por medio de una endoscopia”, expresa.

Este síndrome está asociado a problemas de autoestima, estrés y depresión, son personas que se aíslan socialmente, sobre todo cuando se les empieza a notar, para que nadie se dé cuenta. Esto también hace que sea difícil de detectar.

El trastorno también puede desarrollarse tras un evento traumático, como la pérdida de algún ser querido, un divorcio violento o tras violencia intrafamiliar y lo hacen porque esta acción los ayuda a liberar la tensión y la ansiedad. Se da principalmente en jóvenes de nueve a 13 años.

Texto: El Universal
Foto: Agencias

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