El surrealismo es una corriente artística que surge posterior a la primera guerra mundial y demandaba arte que pudiera hurgar en lo más profundo del ser humano para comprender al hombre en totalidad.
El surrealismo nace en el silencio de la mente, en la pasividad del cuerpo, en los sueños. Para los surrealistas el arte surge del automatismo, cuando la mente deja de hacer ruido se abre paso el verdadero surrealismo, imágenes de la realidad más profunda del ser humano, pasajes oníricos llenos de formas abstractas.
El arte surrealista tiene un origen bestial, nace de aquello que las voces callan, los deseos más viscerales en los hombres, ensoñaciones, quimeras, de lo tabú, lo reprimido, lo que se oculta debajo de la cama. El surrealismo está estrechamente relacionado a la locura y podríamos decir que muchos de los más grandes exponentes se inspiraron en pacientes psiquiátricos, develaron los secretos de los hombres y las mujeres que no tenían restricciones de ningún tipo, pues los locos son muchas veces más honestos que aquellos que conservan su cordura.
Pero el surrealismo no solo representa lo vil y despreciable, el ser humano se maneja en una dualidad, su composición interna está en escala de grises y no se inclina siempre hacia la luz o las tinieblas. El surrealismo revela también aquellos anhelos utópicos, esperanzas que transforman su realidad. El surrealismo surgió en una época en la que la humanidad estaba perdida y solo mirando hacia dentro podría encausarse de nuevo, buscaban aquel germen que devolviera la paz y los ayudara a sobrellevar la realidad, el surrealismo surgió de una necesidad por sanarse del mundo, pero olvidaron que quien mira dentro del abismo no está exento de que el abismo mire dentro de él.
El surrealismo en sí mismo es la verdadera libertad, es una corriente llena de magia, de luces y sombras, de simbolismo y significados ocultos, el surrealismo transformó el arte y también nuestras vidas.
Texto y foto: Cortesía
