El tercer país más poblado del mundo

Por Eduardo Ancona

Según la OMS una de cada cuatro personas padecerá algún trastorno o desorden mental durante su vida, desde padecimientos derivados de problemas comunes como muertes o divorcios, hasta profundas enfermedades que amenazan la vida.

Aproximadamente 350 millones de personas padecen depresión. Si fuesen un país, sería el tercero más poblado del mundo, sólo por debajo de China y la India. Sumando a los 60 millones con trastorno bipolar y a los 21 con esquizofrenia y otras psicosis, el resultado es de 431 millones, más de 3 veces la población de México. Muchos de estos casos no son diagnosticados o están encubiertos con personalidades violentas o alcoholismo, olvidadas por buena parte de la sociedad y sufriendo muchos de ellos en silencio.

Pensamos en el sobrepeso o la presión arterial como objetos de cuidado y potenciales generadores de problemas de salud, pero no en la autoestima y el estado mental. Vamos al dentista para prevenir una carie, pero nunca al psicólogo o al psiquiatra. Incluso a nivel gubernamental, y a pesar de las constantes recomendaciones de la OMS, el cuidado a la salud mental en los esquemas de salud pública a nivel mundial y la asignación de recursos para este fin son insuficientes.

El problema también se ve agravado por la dificultad que conlleva admitir y declarar a uno mismo que se padece una enfermedad mental. El estigma, aún en nuestros adentros, es enorme. Dhruv Khullar lo dijo de manera perfecta en el New York Times “admitir que estamos solos o deprimidos puede sentirse como si admitiéramos haber fallado en las áreas más fundamentales de la vida: pertenecer, ser amados”.

El exterior también estigmatiza: a cuantos hemos tildado de locos. La insensibilidad es sólo opacada por la inconciencia. Quienes se sienten psiquiátricamente blindados y ajenos a estos padecimientos olvidan que así como puedes morir sin antes de terminar de leer este texto, puedes también, mañana mismo, empezar a padecer esquizofrenia o depresión. Y tu vida cambiaría por completo: podrías alucinar, tener episodios psicóticos, escuchar voces, sentir que te persiguen, desconocer o atacar a tu familia, caer en una profunda depresión o tener delirios de personalidad. Y los primeros síntomas podrían empezar en este mismo instante, mientras tú lees o mientras yo escribo. En ti, en mí, en cualquiera.

Recientemente la OMS lanzó una campaña llamada Lets talk! que busca derrumbar las barreras de la estigmatización. Normalizar las enfermedades mentales. Hablar al respecto, cuenta una persona que da su testimonio a la organización, es lo primero que tienes que hacer para salir adelante. Nuevamente el mantra del diplomático sueco Jan Eliasson sale a la luz: nadie puede hacerlo todo, pero todos pueden hacer algo.

 

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