El tiempo político

Por Carlos Hornelas

Una de las promesas de esta administración fue acabar con la corrupción, que, por cierto, en boca del mismo presidente Andrés Manuel, ya no existe. Para ello la estrategia consistió en ir barriendo de arriba abajo para deshacerse de toda la suciedad.

En este sentido se puede entender la reciente detención y extradición de Emilio Lozoya, con la cual se vislumbra la posibilidad de resolver diversos temas en los cuales al menos fue testigo, como por ejemplo el caso Odebrecht, la adquisición de Agronitrogenados, la aprobación de la reforma energética mediante sobornos o la refinería de Tula, por citar algunos.

Aunque ha sido extraditado al país no ha pisado la cárcel debido a que el estado de salud que reportan ha facilitado que se mantenga a resguardo de la autoridad en un nosocomio aún no revelado por motivos de seguridad.

Recordemos que este gobierno no ha sido promovente de la causa en contra de Lozoya, y que sigue un expediente abierto desde el sexenio pasado. Sin embargo, existe la sospecha que se pueda acoger al programa de testigos protegidos con el cual su cooperación para el esclarecimiento de los últimos beneficiarios de actos de corrupción le garanticen en última instancia su exoneración.

Si esto resulta así como se plantea cabrá la duda si lo que se pretende es efectivamente un acto de justicia o franquearlo de modo que para salvarse delate a esferas superiores y con ello se logre una venganza política.

Es interesante porque siendo AMLO seguidor de las ideas de Benito Juárez, podría estarse guiando por esa frase que se le atribuye de “a mis amigos la justicia, a mis enemigos el peso de la ley”. Y en política no hay casualidades. Cuando enfrentaba su punto de popularidad más bajo, la visita a Estados Unidos ha frenado su caída y con esta detención parece poder regresar a los niveles anteriores si Emilio señala las malas prácticas y corrupción del antiguo régimen. Por otra parte, conocer sendas acusaciones a terceros a través de hacer públicas sus declaraciones, violaría el debido proceso, pero esas son minucias cuando se tiene en frente una empresa de mayor envergadura.

Lo que hay que esperar en todo caso, para dejar de especular, es que en el hospital donde lo tienen custodiado pueda sanar rápidamente de su anemia y sus problemas esofágicos para por fin escuchar de viva voz todo aquello que tiene que decir al respecto. No soy médico y no tengo idea del tiempo que tarden en solventar su condición, pero sí creo que en política los tiempos cuentan.

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