El valiente

Algunas anécdotas no siempre son de accidentes, algunas veces y por azares de la vida ocurren sucesos que no podemos explicar del todo.

Durante una conversación con Miguel, un amigo de la familia me contó una anécdota que nos dejó con la piel de gallina.

Venía  en un camión grande de 16 ruedas, eran las doce de la noche o la una de la mañana. La verdad es que no tenía la certeza. Yendo a 120 km/h entre la inmensidad de la oscuridad que solo estaba adornada por árboles y hierba a un costado de la carretera.

El viaje transcurría con cierta normalidad, pasados veinte minutos de las 2, el camionero decidió parar para descansar un poco. Apagó el motor y bajó del camión, se dirigió a la parte de atrás con la intención de ir al baño. De entre los matorrales que se extendían a un costado de la carretera, surgió un halo de luz repentino que sólo duró unos segundos.

El amigo  quedó extrañado por unos instantes y pensó que se trataba de algún tipo de luciérnaga, en lugares remotos como aquel, durante las noches solían verse a los insectos deambular por los montes de esas carreteras. Terminó de orinar  y se dirigió hacia el camión cuando de repente la luz apareció de nuevo. Esta vez más intensa que la anterior.

“Híjole, esto no es normal” pensó, y con todo el valor que tuvo se fue internando poco a poco entre aquellos arboles y hierbas, a cada paso que daba el corazón le latía más de cerca, intentaba ocultar sus pisadas lo más que podía pero las matas y ramas quebrándose bajo sus pies no se lo permitían. Estuvo caminando cerca de 15 minutos sin que la luz volviera a aparecer, ya se disponía a regresar al camión cuando la luz volvió, el resplandor le cegó por unos instantes a Micky, cómo le decíamos de cariño.

Cuando por fin pudo ver, los árboles se agitaban y del lugar de donde había provenido aquella luz, se notaba en la hierba una forma ovalada. Además  de sentirse un bochorno tremendo.

Hasta el día de hoy Don Miguel no sabe lo qué es lo que dejó esa huella; pero desde aquel día, cuando le toca viajar y la noche le alcanza, prefiere conducir hasta el amanecer.

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