Por Marcial Méndez
En el mundo de los videojuegos, los títulos licenciados tienen mala fama. Aunque exagerada, su reputación no carece de fundamento: las adaptaciones interactivas de películas o series tienden a ubicarse en el espectro entre lo mediocre y lo abismal. Incluso cuando resultan por encima del promedio, el impacto que dejan no suele ser mucho. Las excepciones son pocas y, entre ellas, el puñado de juegos de esa clase que logra grabarse en la memoria popular a largo plazo es aún más selecto.
SpongeBob Squarepants: Battle for Bikini Bottom es una de esas excepciones. Lanzado en el 2003 para las consolas de aquel entonces, este videojuego de plataformas basado en la afamada caricatura no solo alcanzó un considerable éxito económico, sino que también cautivó a los jugadores a tal grado que ahora, en pleno 2020, ha sido objeto de un esperadísimo remake estrenado apenas la semana pasada.
Aunque la propiedad intelectual en la que está basado tiene mucho que ver (el juego es un deleite para quien disfruta del tono de las primeras temporadas de la esponja), su revitalización y continua relevancia va más allá. Mientras que otros títulos del personaje han quedado olvidados con el paso del tiempo, Battle for Bikini Bottom ha perdurado por la calidad de su gameplay y la flexibilidad que ofrece al jugador para superar muchos de sus desafíos. Tanto el original como su remake son títulos cuyos méritos los hacen recomendables incluso para quienes no crecieron como fans de la serie.
