En peligro, la simbiosis de hongos y plantas

La expansión de la actividad agrícola está destruyendo rápidamente la vegetación micorrízica, disminuyendo su capacidad para absorber CO2. 

L a expansión de la actividad agrícola está destruyendo rápidamente la vegetación micorrízica, es decir, la simbiosis entre los hongos y las raíces de las plantas, disminuyendo así su enorme capacidad para absorber CO2 y aumentando los efectos de la crisis climática.

Así lo advierte un estudio publicado en la revista Nature Communications en el que ha participado el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (Iiasa) de Austria.

La vegetación micorrízica ralentiza los efectos del cambio climático gracias a su capacidad de capturar carbono y almacenarlo.

“La mayoría de las especies de plantas forman con varios hongos una simbiosis en las que éstos proporcionan nutrientes a las plantas, mientras que las plantas proporcionan carbono a los hongos”, recuerda el Iiasa en un comunicado, en el que destaca que esta interacción incrementa el potencial de la vegetación para “eliminar el CO2 de la atmósfera y almacenarlo en los suelos”.

“Las plantas y los hongos juntos podrían frenar el cambio climático”, es la conclusión principal de este trabajo, que advierte de que la desaparición de vegetación micorrízica ha reducido en casi un tercio su capacidad de absorción de CO2 en los últimos 200 años, un proceso que se ha acelerado últimamente.

“El mayor problema es la sustitución de ciertas especies de plantas que almacenan grandes cantidades de carbono, principalmente especies forestales, por aquellas con una tasa de absorción menor, sobre todo especies agrícolas” explica a Efe Ian McCallum, coautor del estudio.

El científico se refiere a la expansión de actividades humanas, y en especial a la agricultura que ha alterado “entre el 50 % y el 75 % de los ecosistemas terrestres donde la vegetación micorrízica absorbía grandes cantidades de CO2”.

La nota del Iiasa destaca que el estudio es el primero en ofrecer un cálculo de la distribución de la vegetación micorrízica en todo el planeta junto con estimaciones de su contribución a las reservas de carbono terrestre.

Según ese cálculo, actualmente el total de ecosistemas con vegetación micorrízica de la Tierra retiene en su biomasa un volumen de unas 350 gigatoneladas de carbono, doce veces más que las 29 gigatoneladas almacenadas en la vegetación no microrrízica.

Los investigadores confían en que estos datos y sus mapas faciliten el diseño de políticas dirigidas a disminuir el CO2 atmosférico mediante su almacenamiento en el suelo y en las plantas.

Una de las soluciones que proponen es reintroducir vegetación micorrízica en áreas de cultivo abandonadas o en tierras marginales. “En ningún momento estamos diciendo que debamos eliminar los cultivos”, matiza McCallum.

Texto y foto: EFE

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