En represalia, la Profepa clausura cinco cenotes

Mientras se desarrollaba el plantón en contra del inicio de operaciones de la megagranja de Kekén y Papo, dos camionetas de la Profepa llegaron a la población, y sin dar mayores explicaciones procedieron a la clausura de cinco cenotes, propiedad de los directivos de la agrupación “Ka’anan ts’onot” (Guardianes de los cenotes).

–Esta agrupación es la que ha promovido las acciones para impedir que funcione la granja, por eso creemos que se trata de una represalia, por la clausura simbólica que se hizo –comentó la representante del Grupo Indignación, Marta Capetillo Pasos.

A través de las redes sociales, una joven activista subió un video en el que se aprecian las camionetas de la dependencia federal estacionadas sobre el acceso al Cenote Balmil, mientras que los vecinos de la comunidad, preocupados, comentaron que también se clausuró el cenote San Antonio, y luego el Santa Cruz, este último, propiedad de José May Echeverría, quien ha sido de los principales activistas durante el conflicto.

Un grupo de mototaxistas se organizó para ubicar a los inspectores de la Profepa y los encontraron cuando se dirigían a Canunchén, zona en la que hay un circuito de 5 o seis cenotes. Ahí los detuvieron y los regresaron a los lugares en los que habían colocado sellos de clausura, donde ya los esperaba un buen grupo de pobladores.

Según comentó uno de los propietarios afectados, se trataba de una simple verificación que, sin mayores argumentos, terminó en la clausura, lo que enojó a la población que rodeó a los trabajadores, que no tuvieron más opción que comunicarse con sus superiores, quienes terminaron por permitir que se retiren los sellos, en medio de la algarabía de los presentes.

–Aprovechando que ya están los inspectores que vayan también a verificar si la granja Papo ya tiene sus biodigestores y el resto del equipo que se comprometieron a poner –señalaron los vecinos.

Texto: Manuel Pool

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