Es triste cuando una librería cierra sus puertas

Jhonny Eyder Euán
jhonny_ee@hotmail.com

Es triste cuando una librería o biblioteca cierra sus puertas. Pero primero, antes que los libros, está el Tren Maya y el Proyecto Chapultepec. Esto fue lo que escribió Omar, un usuario de las redes sociales, cuando se encontró con la noticia de que una librería iba a cerrar sus puertas por unos adeudos.

Esto pasó en Veracruz, donde una sucursal de Educal, que se ubicaba en el vestíbulo del Museo de Antropología de Xalapa desde el año 2000, anunció su cierre luego de no lograrse un acuerdo con la Universidad Veracruzana, por unas supuestas deudas, de acuerdo al reporte de diarios como El Universal o Proceso.

Así como Omar, otras personas comentaron la publicación; algunos lamentaron la decisión y a otros les dio igual y sólo escribieron para burlarse de los que “creen que la cultura es importante en México”.

Es común que se armen discusiones en publicaciones noticiosas, debido a que los mexicanos tiene un peculiar punto de vista sobre diversos temas. Puede que la usuaria Saly tenga razón y las librerías ya estén obsoletas, que ahora estemos en la era de Amazon o Kindle. Sin embargo, no deja de ser lamentable que un negocio tenga que cerrar. Las librerías son parte del sector que más lucha por subsistir, sobre todo en estos tiempos pandémicos que han dejado en la lona a muchos giros comerciales.

De acuerdo a la prensa, el Fondo de Cultura Económica (FCE) informó que el 27 de octubre de 2020 Educal recibió un oficio en el que se solicitaba el desalojo del espacio por ya no convenir a los intereses de la Universidad Veracruzana.

A partir de la recepción de ese documento, los de Educal realizaron diversas gestiones en busca de llegar a un acuerdo, solventar los adeudos y evitar el desalojo. Sin embargo, no lograron hacer mucho.

Qué mal, ¿no creen? Este es otro caso de cómo los gobiernos no se esfuerzan mucho en preservar o apoyar todo proyecto o negocio cuyo fin sea fomentar la lectura como una forma de extender la cultura y aportar a la extensión del conocimiento.

Saly tiene razón al decir que ahora tenemos a Amazon o cualquier plataforma digital para leer o acercanos a la cultura, pero los espacios físicos también son primordiales. Por mucho que digan y crean y pronostiquen que al libro impreso le quedan años de vida, la realidad es que es un producto que se sigue comprando en todo el mundo, el libro sigue siendo el rey.

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