Estragos de la pornovenganza: el testimonio de Ana Baquedano

Activistas luchan contra la pornovenganza y la sextorsión

La pornovenganza y la sextorsión son un grave problema en la sociedad yucateca. Ambas prácticas, además de generar violencia hacia quienes son víctimas, pueden incluso terminar de manera fatal con un suicidio ante la exposición en internet y redes sociales de fotografías íntimas, coincidieron en señalar las activistas Adelaida Salas Salazar y Ana Baquedano Celorio.

 Ambas mujeres luchan sin las armas legales necesarias contra este fenómeno ante la falta de leyes que la sancionen de manera expresa. Por ello, en el Congreso estatal ya se trabaja para que Yucatán sea la primera entidad donde ambas prácticas se sancionen con cárcel.

Sin embargo, para la activista Salas Salazar, que dirige el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) en Yucatán, que el estado genere leyes de vanguardia no garantiza que estas se aplique, pues el entramado judicial y un sistema de reinserción deficiente, son las principales trabas para que las víctimas obtengan justicia y para que los victimarios no aumenten su grado de agresividad.

“¿De qué sirve poner muchos años si al final no lo vas a sentenciar? Además que no hay un programa para trabajar con estas personas”, dijo.

“Si tenemos leyes, sí somos pioneros, si Yucatán tiene todas las leyes aprobadas, unas están tratando de funcionar, otras no, y aunque estas las sancionen como debe ser, creo que tenemos un trabajo conjunto que hacer, gobierno y sociedad civil”, afirmó.

Apuntó que la pornovenganza y las extorsiones de hombres despechados que por despecho o para que no los abandonen amenazan a sus parejas con publicar imágenes íntimas es una práctica que va en aumento, al grado que la organización que representa ha detectado tan solo en este año, más de 50 casos.

Indicó que la exposición de imágenes íntimas en la red de manera no autorizada, genera en la víctima altos grados de culpabilidad, estigmatizacón social e incluso, el suicidio, como una falsa puerta para escapar del problema.

Consideró que es necesario un debate amplio sobre el tema y si bien tipificarlo como delito es un avance, urge que las penas de cárcel sean más severas para quienes incurran en la pornovenganza y en la sextorsión.

Con la muerte en la piel

Un tatuaje en forma de calavera en su antebrazo derecho, le recuerda a Ana Baquedano Celorio el amargo episodio en su vida que después se convirtió en un motivo para luchar en contra de la violencia generada por la pornovenganza y la sextorsión, que afectan sin distinción de raza, sexo o posición social, aunque por lo general las mujeres son las principales víctimas.

La ahora activista, que participa en el programa Escudo Yucatán en su estrategia para el sector universitario, recordó que hace más de siete años fue blanco de una pornovenganza a manos de otro adolescente, quien subió una foto a íntima a las redes sociales.

“Nunca me llegó una amenaza, pero me quedé con la duda de qué tal si publica. Y yo le llamaba para decirle, terminamos mal. Él lo único que hacía era guardar silencio y colgarme, mi miedo creció, al final sí lo hizo”, reveló.

Explicó que tras la publicación, el video tuvo un efecto boomerang, lo que generó que tuviera tres “rounds” en diferentes momentos de su vida.

“La vieron todas las personas en mi universidad, se volvió muy incómodo para mí estar ahí. Cuando estaba ahí y entraba a la cafetería las personas se quedaban en silencio, me hacían comentarios de frente. Nadie me veía a la cara, me veían del cuello para abajo, fue una situación en la que sientes que todos te están viendo”, agregó.

Tras enfrentar a su entorno escolar, tocó afrontar la problemática con su familia. Primero lo hizo con su madre, quien quedó en “shock” por la noticia. Después lo hizo con su padre, que por años no tocó el tema.

Para Ana, los meses siguientes fueron de sufrimiento y acoso por parte de quienes se decían sus amigos, por lo que incluso pensó en quitarse la vida, sin embargo, su fortaleza junto con la ayuda profesional evitaron que tomara esa decisión.

Relató que como un arma para evitar las burlas y comentarios desagradables continuaran, decidió contar su historia, primero con amigos que tenía tiempo sin ver, sin embargo, su caso fue tomado por el colectivo Indignación, debido a que su fotografía apareció en el portal Yucatercos, cerrado por la policía cibernética hace más de un año.

Expuso que ella fue una de las cinco jóvenes que decidieron presentar una denuncia penal para que Yucatercos fuera cerrado, empero, la senda de activos apenas comenzaba para ella, toda vez que tras la publicación de una nota en una televisora nacional sobre su caso, junto con un artículo que escribió en un periódico de circulación nacional, fue como se fue adentrando en el tema y se dio cuenta de lo grave que es la pornovenganza y la sextorsión en la entidad.

“El patrón es que una relación termina y al momento de publicar las fotos, todos los ambientes de esa persona se vuelven insoportables, tanto en la escuela, reciben un montón de rechazo, de acoso, no solo un rechazo pasivo de “no te hablo”, si no te hablo para para hacerte comentarios hirientes y publicar cosas sobre ti”.

“Conozco casos de deserción escolar, personas que se cambiaron de ciudad, que aceptaron que su siguiente pareja las golpeara porque pensaban que no las iban a querer. Viene una devaluación personal donde tu sientes que el discurso que escuchas es cierto, que terminas creyendo que eres una zorra, que eres una puta que vales menos”, expresó.

Ahora Ana participa dando su testimonio con ponencias ante jóvenes de diferentes edades, donde quiere dejar el mensaje claro de no vivir en una sociedad donde la desconfianza impere, sino donde la población valore la confianza depositada por alguien que compartió una imagen íntima.

También es parte de la sociedad civil que trabaja con legisladores locales para que existan armas legales para inhibir la pornovenganza y la sextorsión, la cual no está tipificada como un delito en la actualidad.

En su brazo derecho, la calavera con flores amarillas le recuerda una difícil etapa de su vida, la cual es ahora una oportunidad para cambiar a la sociedad desde el activismo.

Texto: ACOM
Foto: Cortesía

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.