EUA decide hoy su futuro

Para Biden es su última oportunidad para llegar a la Casa Blanca, mientras que Trump necesita ganar para mantener su inmunidad presidencial y evitar las demandas legales que le esperan si pierde

Dos preocupaciones corren en paralelo en Washington DC: la posibilidad de que el presidente Donald Trump declare un resultado en las elecciones esta misma noche, y potenciales disturbios, para los que residentes y comerciantes se vienen preparando desde hace días. “Sabemos que hay gente que querrá crear caos y confusión”, dijo la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser. El ruido de taladros y sierras se hizo habitual en la ciudad en las últimas horas. Una creciente cantidad de comercios de la capital estadounidense que cubrieron sus puertas y ventanas con sólidos paneles de madera para evitar daños y robos.

Mientras la capital del país y otras ciudades se preparaban para este posible escenario, Trump y Joe Biden, su rival demócrata en la lucha por la Casa Blanca, agotaron hasta el último minuto visitando Estados clave para asegurarse el triunfo. Estados Unidos acude hoy a las urnas polarizado y crispado después de un año de campaña electoral marcado por las protestas y tensiones raciales y por el dramático impacto que el covid está teniendo en el país, tanto en número de víctimas como por la recesión económica causada.

Joe Biden llega al 3-N con las encuestas a su favor, pero eso no le garantiza la victoria. Es cierto que la crispación vivida en el país estos últimos meses ha propiciado una mayor movilización electoral, lo que favorece a los demócratas. Más de 90 millones de electores han votado ya por anticipado y se cree que la participación superará el 65%, extraordinariamente alta para un país en el que apenas vota la mitad del censo.

entre autoritarismo y desgobierno o recoser democracia

El ganador se decidirá en unos pocos estados clave: Carolina del Norte, Pensilvania, Wisconsin, Florida, Arizona y Michigan. En ellos se han volcado Trump y Biden estos últimos días para intentar convencer al apenas 4% de votantes indecisos que pueden acabar decantando la victoria en un sentido u otro, pues en algunos estados se prevén resultados muy ajustados. Se da por seguro que Biden ganará en voto popular, pero Trump puede acabar teniendo más delegados electorales si consigue los llamados estados bisagra.

El elevado número de votos por correo demorará el recuento y es muy probable que en la mañana del día 4 no sepamos aún el nombre del futuro presidente. Si se produce esta situación, Trump ya ha anunciado su intención de denunciar el voto por correo como fraudulento –acusación nunca probada–, y no re­conocer los resultados. Incluso ha llamado a las milicias a estar “vigilantes”. Trump y Biden tienen enfoques diametralmente opuestos sobre cómo afrontar los desafíos del país. Para Biden es su última oportunidad para llegar a la Casa Blanca y devolver la centralidad y la cohesión al país, recuperar el liderazgo estadounidense en la esfera internacional, profundizar en la asistencia sanitaria e invertir en energías limpias. Trump necesita ganar para mantener su inmunidad presidencial y evitar las demandas legales que le esperan si pierde el cargo, confirmar que sus críticas al establishment tienen el respaldo popular y reafirmar una política que en cuatro años ha incrementado las desigualdades y, con su aislacionismo, ha hecho saltar por los aires el tablero mundial.

Estados Unidos se juega su futuro. Nada será igual tras el 3 de noviembre, tampoco para el mundo entero. Votando a Biden o a Trump, el país elige entre rehacer sus maltrechas instituciones democráticas y devolver el alma a la república o seguir en el autoritarismo y el desprecio por las normas y los valores estadounidenses que han marcado la caótica Administración republicana. Si la incertidumbre sobre el vencedor se prolonga en el tiempo, la crispación aumentará y el fantasma de la violencia y la revuelta, alentado por Trump, amenaza con hacer su aparición.

Texto y foto: Agencia

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