Exhacienda San Diego Azcorra y La Macarena, joyas de Mérida

En la segunda, durante la década de los 60 del siglo pasado, se realizaban corridas de toros y bailes; perteneció a la familia Canto

Al pasar por la calle 69 rumbo hacia la ex Fuente Maya, se pueden apreciar, a la altura de la calle 28, vestigios de lo que fuera la entrada de la Hacienda San Diego Azcorra, que, a la fecha, traen muchos y muy agradables recuerdos a las personas mayores, que hasta finales de los años sesenta acudían a las corridas de toros y a los bailes que se realizaban en “La Macarena”, que era el nombre del pequeño coso de la que fuera propiedad de la familia Canto.

Con el paso del tiempo, esta heredad de la que se tienen noticias de su existencia a partir de 1860, se fue fraccionando y a la fecha, al igual que la Hacienda San Antonio Kaua, ubicada también en la calle 69, han sido absorbidas por el crecimiento urbano de Mérida.

Actualmente la exhacienda henequenera, conserva una extensión que es una ínfima parte de lo que fueron sus orígenes ya que con el paso del tiempo ha tenido numerosas divisiones producto del surgimiento de las colonias y fraccionamientos que la rodean, siendo en la actualidad de las zonas urbanas más pobladas.

De la hacienda San Diego Azcorra, actualmente sobrevive la casa principal, la cual fue declarada sitio patrimonial en el período de 1870 y 1872, cuando fue gobernador del estado el propietario del lugar, Manuel Cirerol y Canto.

La característica de la casa principal son sus techos de tejas y siete arcos estilo morisco en el acceso principal.

Rodeada por jardines que también años atrás vivieron sus mejores tiempos, y un muro de piedra que colinda con la calle 28 la exhacienda se caracteriza principalmente por sus arcos de estilo morisco y sus amplias escalinatas en forma de “A”, en la parte posterior que dan acceso al segundo nivel de la casa donde hay una amplia terraza desde donde se visualizan colonias y fraccionamientos vecinos.

En su corredor principal, a un costado de la puerta de acceso a las habitaciones se observa la leyenda que acredita la propiedad como sitio patrimonial ratificado por el ayuntamiento en el período 95-98.

Debido a que los dueños la conservaron se optó por declararla sitio patrimonial del municipio de Mérida para el disfrute y conocimiento de las generaciones futuras.

El texto dice lo siguiente: “La necesidad de preservar este inmueble de indiscutible valor arquitectónico histórico y ambiental conservado con gran respeto e interés por sus propietarios fue determinante para que la autoridad municipal lo declare sitio patrimonial del municipio de Mérida para el disfrute y conocimiento de las generaciones futuras”.

Imagínese usted lo espectacular del lugar que de acuerdo a la descripción que se ella hizo el explorador Desire Charnay, contaba con un hermoso jardín que se regaba con el agua proveniente de tres norias o pozos, que eran suficientes para dar abundante agua para las necesidades del hogar el riego del jardín y la plantación.

La casa estaba adornada con enredaderas, arbustos y palmeras, mientras que decenas de patos, cisnes y flamencos, se paseaban en el agua de los estanques que refrescaban el ambiente y el disfrute del lugar.

En 1906 el licenciado Cirerol, vendió la finca al estadounidense William James por una suma mayor a $200 mil pesos. Florencio Díaz y Raymundo Cámara fueron sus siguientes dueños.

En 1912, la propiedad fue adquirida por Quintín Canto entonces, los terrenos de la finca tenían una extensión de mil 264 hectáreas 84 áreas y 80 centiáreas, extensión que colindaba con el pueblo de Kanasín.

Fue a partir de 1930,  una vez que fue adjudicada a Rómulo Canto, cuando los terrenos se comenzaron a fraccionar, y tres años después, se afectó la propiedad para dotar de terrenos al Ejido de Kanasín.

En 1944, Humberto Canto Hernández y María del Carmen Hernández de Canto, hijo y esposo de Rómulo Canto adquieren el predio principal en abril de 1944 época en la que se siguió fraccionando la propiedad para vender a distintas personas.

Desde entonces y hasta 1985 la propiedad continuó fraccionando se dando paso a espacios habitacionales. Actualmente se mantiene en pie la casa principal de la propiedad con sus particulares arcos de herradura morisca que funcionan como galería y agradable cafetería abierta al público desde las 5 de la tarde. En un predio contiguo se eleva sobre el Horizonte a la chimenea y sobre la avenida Leandro Valle Avenida 69 Kanasín el Antiguo camino a Kanasín.

Texto y fotos: Manuel Pool Moguel

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