Falsas opciones

Por Sergio Aguilar

No lo sé.  No tengo la respuesta sobre cuál  es la mejor opción frente al problema del Nuevo Aeropuerto que se está construyendo en la Ciudad de México.

No soy experto en ingeniería, para saber con certeza si la construcción está yendo por un mal camino con el hundimiento e inundaciones ante cada lluvia.

No he revisado las facturas, ni soy contratista o experto en contaduría para notar lo inflados que podrían estar los gastos de construcción.

Tampoco soy experto en consultas ciudadanas ni en pueblos originarios de la Ciudad, que merecen ciertamente que les pregunten si tienen algo que decir con que decenas de aviones despeguen y aterricen cerca de su casa todos los días.

No soy experto en medio ambiente, como para saber si de los graves daños irreversibles que se le acusa a la construcción tienen fundamento alguno.

Pero precisamente porque no soy experto en ninguno de esos temas, es que me preocupa tanto la rabia sutil con la que se defiende su construcción.

Es enfermizo ver a gente como Ciro Gómez Leyva iniciar sus “reflexiones” diciendo que algo innegable es la necesidad de terminar ese aeropuerto.

Es enfermizo que en un programa de “debate” sobre el tema, se haya censurado directamente a una persona que empezaba a hablar del daño ambiental sin retorno que la construcción y funcionamiento de ese aeropuerto supone.

Es hostil para los derechos de las audiencias que el debate en los medios masivos de comunicación se quede en dos falsas opciones: 1) terminar la obra, salvar el dinero que ya se invirtió y salvar los empleos que se van a generar, o 2) cancelar esa obra, perder mucho dinero invertido y no obtener los empleos.

Esas opciones son falsas, pero no porque no sean ciertas. Es totalmente cierto que la cancelación provocará una gran pérdida de dinero y de empleos.

Es cierto que continuar con su construcción se tendrá el beneplácito de los grandes capitales extranjeros, de quienes somos su alcancía más rentable.

Son opciones falsas porque ponen a la audiencia en un bozal que nos lleva a la elección forzada del capitalismo superhéroe a la Reagan o el supuesto Apocalipsis que trae la simple posibilidad de un nuevo arreglo económico.

No soy experto en los demás temas pero creo que puedo dar una opinión: entre salvar al empresario que ruega que se quede el aeropuerto por su dinero, prefiero aventurar una opción diferente. Quizá esa sea verdadera.

 

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