Falta lo tupido

 

El mando que asumió el gobernador Mauricio Vila al encabezar la coordinación de acciones para prevenir contagios del coronavirus y conformar un comité de asesoramiento con varios médicos expertos, es el que corresponde a su investidura y la respuesta que nos merecemos como sociedad. No podíamos esperar menos.

Rodearse de un grupo asesor conformado por varios de los mejores y más experimentados especialistas del ramo en Yucatán, que no son empleados de su gobierno, anticipan que el gobernador no estará solo a la hora de tomar decisiones difíciles que, sin duda, van a venir cuando la pandemia mundial se instale en el estado.

Yucatán no será tomado por sorpresa, el Ejecutivo ya dispuso lo necesario para que con el apoyo invaluable de los que sí saben del tema, emprenda con seguridad la toma de decisiones frente a este delicadísimo asunto que puede poner en riesgo muchas vidas.

Paralelamente, el alcalde Renán Barrera avanzó muchísimo al anticiparse a lo que viene y tomar fuertes medidas de protección para la sociedad meridana, aplicables desde el fin de semana que ayer concluyó, cancelando para todo un mes, las numerosas actividades culturales, deportivas y recreativas que ofrece el Ayuntamiento. Además, dispuso todo lo necesario para tener cuidados en las oficinas donde se realizan trámites y gestiones.

Otras autoridades municipales se sumaron y en coordinación con la Secretaría de Salud anunciaron que están al pendiente del tema. Algunas universidades privadas de inmediato se unieron, lo mismo que la Iglesia Católica que desde antes tomó medidas diversas en apoyo a sus feligreses.

No veo a las cámaras empresariales, a los colegios de profesionales, a los organismos llamados “de consulta y opinión”, a los cientos de socios afiliados en clubes sociales, de deportes y de acciones diversas, hacer lo propio; es decir, no los veo ponerse a la altura de las circunstancias, salir a dar la cara con un catálogo de medidas que protejan a propios y extraños de este peligroso virus.

No sabemos qué se hará con las fábricas y negocios que tenemos en la localidad, en cuanto a proteger a trabajadores y clientes. Tampoco están dando la cara los directivos más acaudalados por ejemplo, de gasolineras, líneas camioneras, talleres, agencias de automóviles, etcétera, que son sitios que la gente suele frecuentar. Viene lo duro, pero falta lo tupido.

Hace falta también la voz unida de los restauranteros, de los comerciantes, de los industriales de todo tipo, sumándose a poner en práctica acciones en pro de trabajadores y consumidores que los frecuentan.

Falta que salgan los hoteleros anunciando medidas de higiene en todos sus establecimientos, pero no solo los de cinco estrellas sino todos, desde los más modestos llamados “de paso” hasta los que conforman “el cinturón del placer” alrededor del periférico de Mérida. ¿Quién se ocupa de vigilar “la sanidad” en los numerosos giros negros que se explotan en municipios conurbados como Kanasín y Umán? Apúrense que esto ya llegó.

Falta la suma de todos los sectores en forma solidaria, porque el gobierno no es el único que debe actuar en esta infortunada contingencia. Sabemos que los capitanes de negocios millonarios están inconformes con las medidas precautorias, y si por ellos fuera, pedirían que “no se haga tanto ruido”. Temen a la inevitable caída de la economía pero ni modo que le pidan a Trump que no cierre sus fronteras o que obliguen a las navieras a que sigan trayendo cruceros… no se puede.

 

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