¿Feliz Navidad?

Por Armando Escalante

Cada diciembre, cada día 24 para amanecer 25 ó 31 para día 1º, las áreas de urgencia de los hospitales del mundo se llenan de personas lesionadas con fuegos artificiales, por culpa del mal manejo de todo tipo de artefactos de pólvora que les causan heridas y graves quemaduras para siempre.

Festejar con voladores, lanzar al cielo luces multicolores, encender petardos y “bombitas”, “barrepiés” y “velitas romanas”, cerillos “sicodélicos”, eran y son costumbres añejas entre nosotros, digamos que crecimos quemando todo esto, y era motivo de diversión y hasta de poco riesgo. Así fue.

La diferencia es que ahora todo lo que nos llega de China en materia de pirotecnia, sumado a lo que se fabrica en este país, ya no es cosa de adultos, no pensemos en niños; son auténticos productos bélicos capaces de volar puertas y ventanas y, por supuesto de desprender dedos, manos o dejar ciego a quien tenga una accidente.

En las redes sociales uno puede encontrar muy pocos avisos y recomendaciones para tener cuidado con estos productos de pólvora que se han convertido en verdaderas armas mortales para quien no tenga cuidado al manipularlas. Solo para las mascotas encuentra uno aislados esfuerzos de grupos y gente.

Lamentablemente las autoridades, en sus 3 órdenes de gobierno, poco o nada hacen en cuanto al tema, se limitan a autorizar cientos de puntos de venta y su labor en materia de Protección Civil, es nula. O casi nula.

No hay una campaña social de prevención, de conciencia, sobre el gran daño que esto produce a los humanos y a las mascotas, menos para desalentar el consumo. Digamos que huyen de su papel real frente a estos hechos y asumen la postura mercantil “reguladora” -muy falsa- de “ordenar” los puestos de venta. A lo sumo, les piden a los expendedores tener un extintor, una cubeta de agua y quizá polvo, para que en caso de un incendio puedan actuar rápido. Absurdo.

Quienes sabemos de la fuerza letal que tienen las “bombitas” de ahora, lo mismo que los “petardos” no recomiendan dejar estos productos al alcance de los niños. Pero ¿que cree? esta mercancía que antes se vendía solo en el centro y en contados lugares, se reparte ahora por toda la ciudad y ahora llega a los parques, camellones y estacionamientos de toda la cuidad. Leyó bien, están por todas partes, multiplicados en puntos de venta que se reparten hacia los sitios de mayor circulación. Y en materia de prevención, cero.

En fin, aunque sea por el perrito o gatito que tiene en su sala o en su patio, por esa mascota que adora, haga conciencia y no encienda pirotecnia esta vez. Su ejemplo puede servir para proteger muchas vidas. Si usted tiene oídos sordos, recuerda que los animales no. Démonos una Feliz Navidad…sin pirotecnia.

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