En Oxkutzcab la caja que tiene 20 kilogramos se vende de $400 a 420 pesos; uno de los pioneros en sembrarlo es Diego Martín (+) hace más de 4 décadas y ya se cultiva en varias unidades agrícolas
Uno de los frutos de la época es el nance. Oloroso, se puede hacer en paleta y en “bolis”, así como en dulce y “borrachos en almíbar”.
En dulce, si uno se pasa de comerlas te puede empalagar, son muy deliciosas y en muchas casas aún se siguen consumiendo.
Manuel, productor de una unidad de riego en la comisaría de Emiliano Zapata, es uno de los que acudieron en la Central de Abastos a vender su cosecha, e informó que la de nance es en los meses de mayo, junio, julio y agosto.
El nance es una fruta que se encuentra en Centro y Sudamérica, y soporta temperaturas de hasta 28-30 grados Celsius.
A nivel nacional uno de los estados con mayor producción de nance es Guerrero, que genera una producción de 3, 400 toneladas, lo que representa más del 48% de lo obtenido en el país.
El nance es rico en vitaminas:K, C, y E, así como las vitaminas del complejo B como: tiamina, riboflavina, niacina, ácido patogénico, ácido fólico y manganeso. El nance es una excelente fuente de fibra dietética y además proporciona, proteínas, hierro, grasas, caroteno y fósforo. Especialistas en el área de la bromatología de los alimentos señalaron que el nance puede contrarrestar infecciones gastrointestinales, afecciones de la piel y padecimientos degenerativos.
En Oxkutzcab uno de los pioneros en sembrar la planta del nance es la familia de Diego Martín (+) él y sus hijos tienen plantado varias hectáreas que iniciaron desde hace más de cuatro décadas, ahora esta fruta se cosecha en varias unidades agrícolas de Oxkutzcab.
Otros de los estados que también producen esta fruta son Campeche y Quintana Roo, en este último se surten diversos mercados.
En la Central de Abastos “Solidaridad” de Oxkutzcab la caja de nance se vendió de 400 a 420 pesos. En la Central de Abastos varios productores de otras comunidades acuden a vender su cosecha en el centro de acopio.
Texto y foto: Bernardino Paz Celis
