¿Hacer feliz a mi esposa?

Por René Emir Buenfil Viera

Son pocos los hombres que vienen por voluntad propia a terapia, aunque cada vez son más, y una pregunta común que tienen es cómo tratar a su esposa. Muchos dicen haber intentado de todo, pero nada las tiene contentas, nunca es suficiente, siempre quieren más, nada las satisface (de entrada, las generalizaciones del tipo nunca/siempre, suelen ser un error).

Dejando de lado a los hombres que no les interesa trabajar en su relación de pareja, que seguro nos aconsejarían no darle tanta importancia, atiendo varones preocupados por mejorar la situación, probando de varias maneras sin mucho éxito, están frustrados. Algunos tienen la creencia de que deben hacer feliz a su esposa, y otros creen que su pareja tendría que ser feliz sin depender de alguien que la haga feliz.

Ambas creencias son en parte ciertas, aunque yo no hablaría del deber u obligación de hacer feliz a tu pareja, sino de procurar su bienestar, acompañarla en su desarrollo personal, y motivarla, echarle porras cuando lo requiera. También es correcto que existen factores personales de la felicidad, y eso no invalida los factores relacionales, si nos llevamos bien con nuestra pareja, eso contribuye a estar felices; cuando peleamos, nos enojamos o discutimos, esto afecta las emociones, el estado de ánimo y la percepción de bienestar. La felicidad no es un objeto que yo le doy a ella, no es una cosa, tampoco es algo que busca ella sola, y ráscate con tus propias uñas a ver cómo le haces, ambas son visiones limitadas, individualistas.

La felicidad es algo que construimos entre nosotros(as), tu felicidad y la de tu pareja se entrelazan, y forman algo nuevo que no había antes. Además, la felicidad es dinámica, no estática, cambia a lo largo del tiempo, así como se modifican nuestros intereses y necesidades con el paso de los años.

Ayuda mucho cuando nos alegramos del éxito y los logros de nuestra pareja y no hay envidias ni rivalidades, y si las hay o las ha habido, tal vez sea útil resolverlas, que estoy hablando de que nos da gusto genuinamente, sin fingir, exagerar o ser sarcástico.

Y es que la felicidad de tu esposa va acompañada de una comunicación asertiva con ella, construir un proyecto de vida común, una sensación de parejez o igualdad en el esfuerzo por cumplir ese proyecto, y lo primordial de aceptarla tal cual es, sin intentar cambiarla para que sea o haga lo que tú quieres. No quieras ser la única fuente de felicidad de tu pareja, ni la más importante, ni quieras mediar su felicidad, ella ya tiene sus propios valores y recursos para ser feliz, y si esto implica cuestionar tu posesividad, tus celos, tu neurosis, tu equilibrio emocional, tu calidez humana, tu egoísmo y tu machismo, ¡Adelante! Recuerda comenzar por pequeños cambios, de esos que casi no se notan, la diferencia está en la intención, en tu capacidad de reflexión, y tu habilidad para colaborar con ella, requisito indispensable para un compañero de vida.

 

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