Héroes y heroínas

Por Gerardo Novelo

En lo profundo de las clases de guionismo y teoría literaria abunda como ningún otro un tema de estudio: el viaje del héroe.

Por si nunca se lo han topado, Joseph Campbell se dio la tarea hace unas décadas de trazar los componentes básicos de los mitos e historias que nosotros humanos nos contamos sobre el heroísmo. El héroe de las mil caras, como bautizó a su libro, no era en lo más mínimo el primero en hacer estudio se esa índole, pero si es de los más trascendentales.

A Campbell se le recuerda, más bien, por su impacto en Hollywood. George Lucas tomó prestado de sus estudios para escribir Star Wars. El viaje del héroe está presente en esencialmente todas las películas de aventura y acción, y unas cuantas otras, pero con La Guerra de Las Galaxias se dio de los primeros casos en usar el libro como herramienta prescriptiva de guionismo y no descriptiva de análisis.

A finales del siglo, Christopher Vogler recopiló los postulados de Campbell en una estructura diseñada para el guionismo de cine hollywoodense. La versión del mito heroico que escribió en El viaje del escritor es de las más populares – ciertamente de las enseñadas – y de las más fáciles de estudiar por estar pensada para su aplicación al cine.

No es difícil darse cuenta que, cuando hablamos de un “héroe”, no estamos usando el masculino genérico. Los héroes son hombres, así lo ha decidido nuestra y muchas otras culturas. Las mujeres, en cambio, son parte de lo que está alrededor del héroe: la mujer a la que debe volver tras completar su viaje, la damisela que debe rescatar como parte de sus pruebas, la madre que debe perecer como parte de sus tragedias.

Eso, en esencia, fue lo que Campbell respondió a Maureen Murdock cuando esta presentó ideas sobre el viaje de la heroína. Campbell era sin duda un ser misógino, pero sus observaciones sobre cómo funcionaba el género en las historias heroicas eran acertadas. Nada más le faltaba decirlo con tono crítico.

Murdock entonces planteó su versión del viaje de la heroína, no necesariamente como modelo narrativo sino más como herramienta terapéutica. La diferencia clave terminaría siendo, de todas formas, una muy aplicable a mitos modernos hollywoodenses protagonizados por mujeres, tales como Capitana Marvel.

El viaje de la heroína, en esencia, involucra el rechazo a lo femenino, la adopción de características masculinas en el camino de la heroicidad, la decepción frente a la incapacidad de estas en resolver la situación, y, finalmente, la integración de su ser fuera de un binario.

 

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