Huyen de Mérida cientos de paseantes rumbo a la playa

En tan sólo cinco horas se abarrotan la estaciones de transporte con gente que viajó a Progreso para disfrutar el último día del puente

Desde temprana hora cientos de Meridanos tomaron su bronceador y la nevera para viajar al puerto de Progreso y refrescarse con la brisa marina. Prácticamente huyeron del calor tan intenso que se registró en la capital yucateca que, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en Yucatán, alcanzó los 39 grados centígrados.

En los andenes de la terminal de autobús se observaron a niños con ropa ligera y hasta con sus flotadores, más que dispuestos a darse un chapuzón mientras que los adultos esperaron a disfrutar de un sabroso pescado frito, acompañado de frías bebidas en un lunes con sabor a domingo.

En la terminal se reportó que entre las ocho de la mañana y hasta el mediodía se transportaron a más de dos mil pasajeros.

“En verdad, vemos que la afluencia fue similar a la de un domingo normal, ni hubo colas como ayer que hasta llegaron hasta a la puerta de la terminal, hoy no avanzaron tanto”, dijo el despachador de la línea, Didier Sánchez Canul, quien recordó que de manera normal la ruta se cubre con 12 autobuses, y que ayer, previendo el aumento en la afluencia de pasaje se dispusieron 20 unidades disponibles.

“Lo que sí estamos viendo es que tal vez porque tienen que levantarse temprano para ir a trabajar, muchos viajaron temprano. Por eso creemos que desde las cinco de la tarde va a comenzar el regreso y ya estamos listos para traerlos de vuelta”, puntualizó.

Las salidas estaban programadas cada diez minutos, pero hubo momentos a lo largo de la jornada en las que no llegaba vehículo alguno y las colas llegaron al exterior del local ubicado en la calle 60.

En la terminal de camionetas colectivas, ubicada en la calle 60, hasta casi el mediodía se apreciaron aún largas filas, y ya pocos vehículos.

En este lugar, para proteger al público del sol, las filas se formaron en áreas techadas y para hacer más amena la espera, un par de payasitos hacían sus rutinas para llevarse a casa una moneda a manera de cooperación voluntaria.

Texto y foto: Manuel Pool

 

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