Incubadora, ¿qué puede hacer por el recién nacido?

Bajo peso al nacer, dificultad para mantener la temperatura, infecciones… Conoce en qué casos se recurre a este instrumento clave de las unidades de cuidados intensivos neonatales

Una incubadora para recién nacidos es un instrumento clave de las unidades de cuidados intensivos neonatales. Se trata de una especie de cuna cerrada con paredes transparentes, dentro de la cual el bebé está acostado en una superficie blanda y cómoda.

Tiene además calefacción, filtros de aire, aperturas para poder movilizar al bebé, y muchos sistemas de monitorización para controlar diferentes variables: peso, respiración, ritmo cardíaco y actividad cerebral.

Hay dos tipos principales de incubadoras dependiendo del lugar del que proceda el calor: cerradas y abiertas. Las incubadoras cerradas son aquellas en las que el calor se transmite a través del suelo, y las incubadoras abiertas son las que tienen en el techo una lámpara que se encarga de irradiar calor. Se empleará una u otra en función de las características del bebé, pero ambas son igual de efectivas y sirven para lo mismo.

Las incubadoras se utilizan esencialmente para proporcionar cuidados intensivos a los recién nacidos con bajo peso. Se considera que un bebé ha nacido con bajo peso cuando éste es inferior a 2.500 gramos, que es una característica propia de los bebés prematuros, es decir, aquellos que nacen antes de la 37 semana de embarazo.

Sin embargo, no todos los neonatos con bajo peso son prematuros, ya que existen diversos factores que influyen para que el feto en desarrollo no gane suficiente peso durante la gestación, como la edad de la madre (muy joven o mayor), sus hábitos (nutrición en el embarazo, consumo de tabaco y alcohol o drogas…) o problemas de salud (infecciones, anemia, hipertensión…), que tenga un nivel socioeconómico bajo o esté sometida a un alto nivel de estrés, etcétera.

Aunque las incubadoras están especialmente destinadas a los bebés nacidos con poco peso y a los pretérmino, también se usan con bebés cuyo peso es adecuado y que han nacido a su debido tiempo, pero que tienen alguna característica que les hace susceptibles a precisar cuidados especiales durante un largo tiempo (por ejemplo, una infección grave), o simplemente durante unas horas hasta que los pediatras estén seguros de que el ambiente exterior no les hará ningún daño.

Uno de los motivos más importantes por los que se utiliza la incubadora es la dificultad que tienen muchos neonatos (especialmente los prematuros o con bajo peso) para mantener su temperatura corporal en 36-37 ºC, como es natural. La incubadora les permite mantener una temperatura adecuada hasta que ellos mismos por sí solos sean capaces de mantenerla sin dificultad; algunos lo consiguen antes y otros después, de ahí que el tiempo de permanencia dentro de la incubadora varíe muchísimo entre un bebé y otro.

La incubadora en sí misma no es un tratamiento, sólo es un medio en el que los bebés están más controlados y aislados del exterior. Gracias a la incubadora se ha mejorado la supervivencia de los neonatos con las siguientes condiciones:
Falta de madurez de los pulmones.

Reducción de los reflejos de succión, que se traduce en una alimentación insuficiente.

Alteraciones en el sistema de termorregulación, que les impide mantener una temperatura corporal apropiada.

Inmunodeprimidos, y que tienen mayor facilidad, por tanto, a contraer infecciones.

Fragilidad ósea y un tono muscular débil.

Déficit del desarrollo neurosensorial y cognitivo.

Texto y foto: Agencia

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