La admirada Casa Morisca

El inmueble, ubicado en el cruzamiento de las calles 56 por 51 del Centro Histórico de Mérida, cuenta con más de una 12 habitaciones, dos sótanos y un estacionamiento

Construida a principios del siglo pasado con las indicaciones del inmigrante español Genaro Pérez y Santos, esta mansión de estilo morisco afrancesado, que incluye hasta una vistosa cúpula, es considerada una genuina joya arquitectónica. Se trata de la Casa Morisca, inmueble ubicado en el cruzamiento de las calles 56 por 51 del Centro Histórico de la capital yucateca, y que de 1920 a 1930 fue la sede del consulado de los Estados Unidos.

El historiador Roldán Peniche Barrera cita que el señor Pérez Santos, un comerciante originario de Pontevedra, España, llego a principios del siglo pasado a Mérida, donde se casó con María Alzina, (el hijo de ambos, Genaro Pérez Alzina, falleció en octubre de 1952). Al poco después, regresó a España y ahí encargó los planos de la casona con sus indicaciones. Volvió a Mérida e inició la construcción en 1908, probablemente con nostalgia andaluz, para terminarla en 1909 con resultados verdaderamente exquisitos.

Al respecto, el abogado Carlos Barrera Jure detalla en una publicación de su página “Yucatán pasado y presente”, que la Casa Morisca cuenta con más de una docena de habitaciones o estancias amplias y bellamente decoradas; dos sótanos y un amplio patio-estacionamiento. En su decoración se aprecian elementos distintivos de la arquitectura morisca: techos y paredes de diferentes colores, técnicas muralistas o estilos mudéjar en sus pinturas, en sus estucos y en su estructura; posee un impresionante vestíbulo rematado con una gran cúpula, las puertas tienen vitrales en sus remates y el pórtico de entrada está integrado por dos arcos.

La arquitecta Mariana Baenove detalla que son 25 las habitaciones del inmueble que cuenta con 841.23 metros de construcción, en el cual se destacan sus pisos de mármol y vitrales con detalles árabes, donde se puede apreciar el uso de todas las técnicas antiguas de elaboración de vidrio, plasmados con dibujos de rosas de ocho pétalos, número que se repite en otros elementos como puertas y ventanas.

Lamentablemente fue muy poco el tiempo que habitó el inmueble con su familia, ya que, en 1915, al enterarse de la llegada a Yucatán del general Salvador Alvarado, decide trasladar su residencia a la isla de Cuba, donde poco después fallece.

La señora María Alzina retornó a Mérida, pero puso la casa en arrendamiento de modo que, durante 10 años, de 1920 a 1930, ocupó la heredad el Consulado de Estados Unidos. Finalmente, la viuda de don Genaro vendió la propiedad en 1932.

En la decoración del lugar se aprecian elementos distintivos de la arquitectura morisca: techos y paredes de diferentes colores, técnicas muralistas o estilos mudéjar en sus pinturas, en sus estucos y en su estructura; posee un impresionante vestíbulo rematado con una gran cúpula, las puertas tiene vitrales en sus remates y el pórtico de entrada está integrado por dos arcos.

Fue entonces que el afamado ginecólogo don Fernando Narváez Aguilar, instaló en la Casa de Maternidad de 1932 a 1940.

Después de un período en que fue utilizada como bodega, pasó a ser el hogar de la familia Madáhuar Pavía y, posteriormente, de don José Chapur Zahoul, quien la utilizó como sede de su corporativo. Cabe destacar que, en el año de 1991, el predio fue restaurado totalmente por el arquitecto Eduardo Millet Cámara y en octubre de 2017, la edificación fue vendida

En la actualidad el lugar permanece cerrado, mientras que en la parte posterior se realiza una construcción que no afectan la integridad del inmueble original que se termino de construir en 1909 y que pronto se convertirá en un hotel boutique.

Texto y fotos: Manuel Pool Moguel

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