La Constitución Moral y sus detractores

Por Carlos Hornelas

En días pasados se ha repartido la “Cartilla Moral” a diversos beneficiarios de los programas sociales. Dicho documento pretende servir de base a un foro en el cual se pueda reflexionar y consensuar la redacción de lo que a la postre se conocerá como la “Constitución Moral” de México.

El texto es una adaptación de un discípulo de Alfonso Reyes, que hace una versión más concisa de una obra del mismo nombre que en 1944 se redactara por dicho autor a petición del otrora secretario de educación pública, Jaime Torres Bodet, a propósito de una campaña de alfabetización. Una versión en pdf puede bajarse desde la página personal de Andrés Manuel López Obrador.

Este folleto y su distribución ha causado revuelo desde la semana pasada provocando reacciones encontradas. Para el presidente, “La decadencia que hemos padecido por muchos años se produjo tanto por la corrupción del régimen y la falta de oportunidades de empleo y de satisfactores básicos, como por la pérdida de valores culturales, morales y espirituales”, como se lee en la presentación del texto.

Para algunos, esta publicación vulnera la laicidad del Estado y trata de imponer preceptos religiosos a cuestiones públicas. Para otros, revitaliza la discusión sobre los valores espirituales y enriquece la visión del ciudadano. Sea una u otra la óptica mediante la cual se pueda interpretar este folleto, lo cierto es que ya inició una discusión y ha llevado el debate de dichos temas a la luz pública.

Sin el afán de tomar partido, debemos recordar que, si bien México tiene una amplia historia de salvaguardar el Estado laico, en ocasiones llegando a extremos que rozan en la intolerancia a ciertos grupos religiosos, también y en contrapartida, se sigue considerando un país cuya mayoría se declara católico.

Recordemos que no fue sino hasta la presidencia de Salinas de Gortari cuando se reanudaron diplomáticamente las relaciones con el Estado Vaticano.

Gobiernos tanto priístas como panistas han sido complacientes con las visitas del Sumo Pontífice durante sus respectivos mandatos.

Por tanto, quienes dicen que se trata de un intento de adoctrinamiento en el cual el gobierno cede terreno a imposturas religiosas, deberá justipreciar que en el pasado dichas visitas no representaron ningún peligro a la solidez de las instituciones de gobierno ni la subordinación de los feligreses a los dictados de los altos jerarcas del clero.

Antes bien, en el caso de los antecedentes de la Constitución mexicana se pueden contar los “Sentimientos de la Nación”, escritos por el cura Morelos o en la Constitución Americana, por ejemplo, que a veces se toma como la precursora de la democracia moderna, que el ideario incluya declaraciones como que “todos los hombres han sido creados iguales y provistos de derechos intangibles por su Creador”.

O bien aquella otra en la cual establece que el pueblo tiene en sus manos la herramienta para modificar suprimir o instituir un gobierno que se oponga a las garantías de seguridad y búsqueda de la felicidad. Es precisamente la tiranía la que se opone a escuchar todas las voces y descalificar el debate. No hay nada mejor que escuchas las réplicas y contraréplicas para aprender y elevar el nivel de la discusión.

 

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