La difícil Latinoamérica

Por Eduardo Ancona

Durante la campaña Presidencial de 2018 en las pocas menciones que hizo a lo exterior, Andrés Manuel López Obrador se refirió principalmente a la relación de México con Estados Unidos y la forma en al que planeaba manejar el huracán Trump. Fuera de ello AMLO se refirió a América Latina. Destacó en más de una ocasión el interés de su eventual administración en fortalecer los lazos con el cono sur y regresar a los años de buenas relaciones con los países latinoamericanos: voltear a ver al sur después de los sucesivos choques y desgaste durante los últimos gobiernos, particularmente el de Fox y Calderón.

Sin embargo, la realidad se ha impuesto una vez más. Varios factores hacen muy difícil llevar a los hechos la vocación latinoamericana que se le quiso dar a la diplomacia de la 4T. Por una parte, la relación con Estados Unidos es nuevamente la prioridad absoluta de la cartera internacional de México. El coctel molotov de aranceles, migración y T-MEC en suspenso demandan la gran mayoría de la atención del país y limitan mucho el margen de maniobra de México en América Latina, ya que acercarse a los países con mayor afinidad ideología al gobierno en turno nos llevaría irremediablemente a ir contra la agenda de Estados Unidos en la región.

Y el entorno tampoco facilita las cosas. Si AMLO hubiese sido Presidente en 2006 o 2012 habría sido más fácil acercarse a una región donde casi todos los países -salvo Chile- eran gobernador por la izquierda, encontrando la manera de no rivalizar con el gran liderazgo de entonces: el de Lula, en Brasil. Hoy el escenario ha cambiado: los únicos gobiernos de izquierda en América Latina son países a los que México no quiere o no puede acercarse demasiado, ya sea para evitar abrir un nuevo frente con la oposición interna, pero principalmente para evitar enfrentarse con Estados Unidos.

Más allá de la renovada relación con Centroamérica detonada por Estados Unidos y la catástrofe migratoria que hemos atestiguado en los últimos meses, una mayor cercanía con los países que quedan por debajo de la cintura del continente se antoja, por ahora muy difícil. Fernando Haddad pudo ser un buen aliado, pero fue derrotado por Bolsonaro para tristeza de muchos. Quizás la única esperanza para los planes mexicanos sea un retorno del peronismo en Argentina. Si Alberto Fernández -el hombre de paja que se postuló para presidente con Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta- logra vencer al Presidente Mauricio Macri en las elecciones de octubre/noviembre, podríamos encontrar un nuevo amigo (amiga, más bien) dentro del barrio de los que hablan nuestro idioma.

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