La fallida estrategia de salud

Por: Niza Puerto

La fallida política de salud instrumentada por el gobierno se ha convertido en su mayor dolor de cabeza y en azote de millones de mexicanos que a diario reclaman atención médica y que, a partir del 1 de enero, ven las puertas cerradas o el cobro excesivo por este servicio, antes accesible para todos, con el desaparecido Seguro Popular.

No sólo los pobres resultan afectados por la desaparición de aquel seguro, también la clase media -en peligro de extinción- con la llegada del Insabi, el capricho presidencial que nuevamente pone en evidencia la forma de hacer gobierno de López Obrador, siempre arrebatada, siempre con planes hechos sobre las rodillas.

No podemos dudar ni un minuto que el objetivo de que los servicios de salud realmente se conviertan en una atención muy similar a la brindada en países como Dinamarca, Suecia o Canadá, como lo prometió AMLO, y no lo dudamos, no porque en México se vaya a brindar la calidad como la de esas naciones, sino porque tampoco allá atienden a mexicanos.

Lo cierto es que, lo que hoy ocurre en México, se parece más a lo que sucede en Venezuela, país que, según los especialistas, tiene el último lugar en salud en Latinoamérica. La consigna fue clara: Desaparecer, borrar de México todo lo que tenga el más ligero resquicio del gobierno de Felipe Calderón, sí, al mismo al que AMLO bautizó como “El Comandante Borolas”, sin importar si lo hecho por el ex panista está bien o está mal, opera bien u opera mal, beneficia a los mexicanos o no.

Y entonces lo que hoy vemos es desabasto en medicamentos, pacientes rechazados en hospitales públicos, sin módulos dónde orientarse; enfermos de cáncer que no reciben las quimios, cambios en los tratamientos por ausencia de la droga adecuada, quedando desprotegidos más de 50 millones de mexicanos inscritos en el extinto programa.

El mayor problema radica en la incertidumbre y en la forma de jugar con la salud de millones de compatriotas, toda vez que las entidades federativas no saben cuánto recurso van a recibir y, por tanto, no pueden plantear el año.

Tampoco las instituciones de alta especialidad saben si el Insabi les seguirá pagando, como lo hacía el extinto fondo, o si ahora deben cobrar cuotas.

El hecho es que mientras que el Presidente asegura que no se está cobrando en las instituciones de salud, lo cierto es que sí, y cuando es cuestionado al respeto, AMLO exige a la prensa que le informe quién, dónde y cuándo han cobrado, cuando la función de la prensa es preguntar y la del Presidente es ejecutar, saber y conocer cómo es que opera su gobierno.

Pero ni siquiera eso sabe.

Hay legisladores de Morena que piden paciencia para el Insabi, como si la salud de la población tuviera esa pachorra, esa paciencia y diera tregua a un gobierno que es bueno para tener ideas, para echarlas a andar, pero no para operarlas.

La gente llora, se muere y este gobierno no logra poner orden.

Y mientras, of course, el Presidentito que tanto fustigó y satanizó a sus antecesores, tiene médicos cubanos radicados en Miami que continuamente vienen a México para su constante chequeo.

“No soy corrupto, no miento y no traiciono… No les voy a fallar”, decía.

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