La llegada de los mariachis a Yucatán, una historia peculiar

La agrupación mariachi Águila fue la primera que se instaló en la calle 59 de la Bojórquez, que hoy es conocida como la Colonia del Mariachi.

Hasta antes de 1970 no existía como tal un mariachi formado de manera profesional en el estado de Yucatán, al grado de que cuando se requirió de uno de estos conjuntos musicales para acompañar a Lola Beltrán fue necesario ir hasta el vecino estado de Campeche para localizar a uno  que la acompañara en su presentación en la capital yucateca.

Al respecto, la investigadora independiente, la maestra Noemí Rosado Luna, dijo a Peninsular Punto Medio que fue con la llegada del músico Vidal López, procedente de Tabasco, que se integró el mariachi Águila, que tenía entre sus filas a un músico jalisciense. Esta fue la primera agrupación que se instaló en la calle 59 de la Bojórquez, que hoy es conocida como la Colonia del Mariachi.

“Documentar la llegada e instalación de los grupos intérpretes de género del mariachi ha tomado para mi investigación un periodo aproximado de una década y aún hay mucho camino por recorrer, pues a diferencia de lo que ocurre en occidente, los exponentes y documentos sobre el tema en dicha región son más bastos, sin querer con ello decir que es tarea fácil para los expertos en materia, a quienes desde luego admiro”, dijo la entrevistada, quien recalcó que en la actualidad existen músicos yucatecos que de manera profesional se han integrado inclusive a mariachis nacionales, como es el caso de los hermanos Canul Peraza, originarios de Muxupib y que estudiaron en el Conservatorio de Xalapa, lo que les ha permitido integrarse al mariachi Gallos de México y Fiesta Mexicana, que son los que acompañan de manera habitual a Edith Márquez y a Luis Miguel en sus presentaciones personales.

La investigadora recordó como fue que este municipio, ubicado a unos kilómetros de Motul, se convirtió en la Tierra del Mariachi a partir de las enseñanzas de don Bernardino Méndez Bote.

“Él fue un gran violinista, ya falleció y sus nietos, como Nidio Bote, son los que actualmente continúan la labor que él inició impartiendo clases en la casa de la cultura y también en la escuela secundaria Felipe Carrillo Puerto”, detalló.

“Es una gran labor la que hacen difundiendo la tradición y formando nuevos mariachis”, comenta la maestra, quien también habló de la aportación de los artistas locales con la autoría de piezas como el Son Yucateco, precisamente de Lizandro Canul Peraza, quien nos invita a través de la música vernácula a dar un paseo por todos los municipios de la entidad.

La señora Rosado Luna comentó que en particular ha estado investigando sobre su llegada a la entidad a Yucatán, y que a partir de esto, ha presentado varias ponencias desde hace 8 años en el Colegio de Jalisco, que es donde se han publicado algunos ejemplares que tanbien se encuentran en la UADY en la Cephsis de la UNAM, de donde es egresada, además de que estas obras se pueden consultar en la biblioteca yucatanense.

Asimismo, comentó que fue en el espacio abierto desde el año 2012, a través del Colegio de Jalisco, la que en primera instancia le ha permitido presentar algunos de los hallazgos en la materia. Está en puerta la celebración de un coloquio, los días jueves 16 y viernes 17 en la que a través de una plataforma presentará la ponencia Muxupib, rinconcito yucateco que sueña y donde se aprende la música del mariachi.

“Yucatán es y continuará con su tradición romántica presente en la trova, poesía y palabras dulces presentes en su letra y música, pero este es un punto en el que convergen las expresiones sonoras, cuyas manifestaciones dan cabida al sincretismo cultural y el surgimiento de nuevas expresiones musicales en este territorio, en este caso el mariachi, y pretendiendo con ello lograr un análisis que nos permite hablar de la música como objeto de apropiación que da origen al mariachi yucateco y sus exponentes, presente en diversos municipios de la entidad”, concluyó Noemí Rosado Luna.

Texto: Manuel Pool

Foto: Cortesía

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