¿La lucha es de todos?

Por Carol Santana

Con la múltiple toma de instalaciones de la CNDH por todo el país, las feministas y “sus revueltas” vuelven a protagonizar las noticias en México. Como siempre, las historias en donde las mujeres saquean, queman, destruyen y vandalizan espacios vienen acompañadas de comentarios que incitan al odio y sólo crean más diferenciación entre “su lucha y la nuestra”.

Como todos los jóvenes de este país, hubo un momento en el que yo también acudí a protestar y a manifestarme por la desaparición de estudiantes, por las injusticias del gobierno y por la dictadura y represiones que venimos cargando desde hace muchos años.

Mientras más me adentraba a mirar todas las injusticias y estructuras que afectaban a los ciudadanos pero en especial a mi generación, comencé a ver los dobles estándares con los que medíamos las luchas sociales, y a quienes reconocíamos como verdaderos líderes de la revolución.

Cada que veo la manera en la que se expresan de las luchas y revueltas feministas tengo la misma reflexión: si esas tomas las hubieran hecho jóvenes en vez de mujeres, lo consideraríamos como el triunfo del pueblo y no como un acto vandálico.

Sí, muy probablemente habría quienes tacharan de revoltosos y maleantes a esos jóvenes pero serían discursos provenientes del mismo lado de siempre. En cambio, cuando se trata de la lucha de las mujeres, no importa si vienen de izquierda o de derecha, siempre acaban recriminando que “esas no son las formas”, o peor aún que “deberían darnos una calentadita” para que se nos pongan en nuestro lugar.

Es muy triste que en un país donde la mitad de la población va a desapareciendo y es torturada todos los días, la otra mitad en vez de empatizar con el sufrimiento de las víctimas se coloque del lado del Estado. Esa institución que tampoco le ha beneficiado y que a la cual también ha criticado.

Lamentablemente, las represiones para las mujeres como para los hombres tampoco son iguales. Y creo que de ahí viene nuestro enojo al ver la indiferencia y la falta de empatía de aquellos que supuestamente están de nuestro lado.

A las mujeres no las matan. Las violan, las torturan, las esclavizan, las humillan, las revictimizan, y luego las matan.

En México, se cree que cada 18 segundos una mujer es violada. Todos los días 10 mujeres desaparecen en México. Cómo quieren que nos calmemos  en un país que nos obliga todos los días a luchar por nuestra vida.

Si la lucha es de todos, ¿por qué solo nosotras estamos luchando?

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