La muerte de la libertad de expresión

Por Roberto OJeda

“Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”. Albert Camus

Siempre he dicho que el periodismo es como una droga al ego que se va esparciendo dentro del cuerpo del que lo consume y que si no estás con los pies bien puestos sobre la tierra te puede llevar por el camino de la soberbia y la vanagloria.

El periodismo es de las pocas profesiones que puedan llenar completamente a quien la realiza. Es apasionante y absorbente como ninguna y hace que el tiempo pase rápido al momento de ejercerla. Creo que muy pocas personas pueden sentirse tan felices haciendo lo que hacen como lo es el reportero.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, ya que el periodismo también tiene el estigma de ser una de las profesiones peor pagadas de todas, a pesar de ser realizada (en la mayoría de casos) por hombres y mujeres con una excelente preparación.

Los periodistas son las cenicientas de los tiempos modernos: desayunan con el gobernador, almuerzan con el alcalde y cenan con el líder empresarial, pero regresan a su casa en el camión de Fidel Velázquez o en el Circuito Metropolitano. Esa es la vida del mal pagado reportero.

Conozco esa realidad y no por eso dejo de amar esta profesión tan bella.

Es por eso que me indigna y me calienta la cabeza los términos de “prensa fifí o chayoteros”, muy populares en estos tiempos y que son acuñados a todos aquellos que cuestionen al presidente Andrés Manuel López Obrador y sus decisiones.

En este país se está convirtiendo en un crimen el no estar de acuerdo con un mandatario que poco a poco, mientras pregona paz y amor en todos lados, se está dedicando a realizar pequeñas persecuciones a periodistas e intelectuales que simplemente no sean de su línea.

Incluso, hay un pequeño grupo de medios alternativos que, utilizando plataformas como YouTube, tienen dos funciones principales: defender a capa y espada todo lo que hace el gobierno de López Obrador y atacar a periodistas y políticos que le lleven la contrario al tabasqueño.

Esto último no tiene nada de extraño, ya que es muy común que políticos se dediquen a financiar medios a conveniencia para que le secunden en sus opiniones. Eso ha pasado siempre y esto al parecer no es la excepción.

Sin embargo, lo que no se vale es que acuñándose el término de “periodistas”, se encarguen de agredir e insultar a profesionales de la información que han dado su vida a largas jornadas de trabajo con tal de mantener informada a la sociedad lo mejor posible.

Entiendo que no existe periodista objetivo y que la mayoría de nosotros tenemos creencias, valores y simpatías que norman nuestro quehacer diario, pero la libertad de expresión sirve precisamente para eso, para que el profesional de la información diga lo que puedan decir, sin ser perseguido ni insultado, y menos por aquellos que se ostentan como “periodistas” o “youtubers” libres, pero que están absolutamente vendidos al ejercicio del actual poder.

Si hay algo a lo que los políticos le temen de verdad es al periodismo y a la libertad de expresión, y al parecer están haciendo todo lo posible para matarlo, pero sepan, que les falta mucho para eso.

 

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