La primera serpiente

Por Eduardo Ancona

Los inicios son activos. Y en los sexenios, más. En Estados Unidos se utiliza la modalidad de “los primeros cien días”, un periodo de tiempo determinado más o menos arbitrariamente por lo simbólico del número en términos cíclicos, en el cual el gobierno entrante muestra parte del músculo que tiene detrás de la simpatía electoral y posiciona e impulsa parte importante de su agenda y traza la línea de los temas centrales del gobierno que inicia. Un modelo similar de comunicación trató de implementar la administración de Mauricio Vila en Yucatán, precisamente al cumplirse los primeros cien días.

El gobierno federal -también entrante- no utilizó una fórmula de este tipo, sin embargo sí decidió de entre la amplia cartera de problemas, obstáculos y dificultades que le fueron heredados, uno en particular para atacar primero. Así como el gobierno de Calderón -por razones muy distintas- empezó lanzando la mal calculada y fatídica guerra contra el narco, Peña Nieto empezó su sexenio, al día siguiente, con el lanzamiento del Pacto por México, una suerte de gran acuerdo político sin precedentes en nuestro país, AMLO lo hizo, un poco después, con la estrategia de combate al robo de combustibles.

Esto tiene que salir bien por una razón muy sencilla: es el primer gran movimiento del gobierno, la manera en la que este mostrará su capacidad de dar resultados en una primera batalla. Y ocurre, además, en un momento en el que tradicionalmente cualquier gobierno puede darse el lujo de ser quien proponga y marque la agenda. Pensemos, por ejemplo, el gobierno pasado estuvo en modo activo sus dos primeros años, sin embargo pasó, y no salió nunca, al modo reactivo ante las monumentales dificultades que enfrentó a partir de 2014: la fuga del Chapo, la Casa Blanca, Ayotzinpa y tantos más.

En el pasado reciente los resultados han sido múltiples: la estrategia del Calderón contra las drogas, la famosa guerra, fue un desastre total del que México aún no sale, y el Pacto de Peña y las reformas estuvieron fincadas en un acuerdo político sin precedentes, generando un éxito relativo y una plena implementación aún pendiente.

Así, la administración entrante no tiene más opción que dar resultados. No tenemos derecho a fallar, dijo AMLO. Como escribió Viridiana Ríos en Excélsior, no hay mejor transformación que la efectiva. Sin embargo para ser efectiva, la 4T y la de la gasolina, debe ir directo a la serpiente: pisar la cola y cortar la cabeza. El cuerpo de la serpiente del huachicol son los grupos de delincuencia organizada que se dedican a saquear a Pemex. La cabeza, los empresarios gasolineros que compran gasolina robada para aumentar sus márgenes de ganancias. Los primeros no pasarán a ser sastres o policías de tránsito, se reubicarán en la delincuencia; los segundos mantendrán una demanda que alguien cubrirá. Si no se detiene, procesa y encarcela cola, cuerpo y cabeza, la serpiente sobrevivirá.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.