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La idea, certera como dardo en la frente, circula con fuerza en las redes sociales: cuestionamientos, debate, crítica. ¿Qué si no podría esperarse de un evento como la décimo séptima Cumbre de los Premios Nobel de la Paz? ¿Foros relajados? ¿Jóvenes callados y la cabeza agachada? ¿Personalidades y líderes mundiales con línea discursiva?

¿Alguien, por un instante, pensó que podría controlar agendas? ¿De verdad cayó ante la tentación de imaginar el mundo del siglo XX antes de las redes sociales? ¿Creyó acaso que le taparían la boca a Diego Luna, Miguel Bosé o a Paola Rojas? ¿Pensaban los indignados diputados del Congreso que les iban a aplaudir esas decisiones del siglo XIX?

A unas horas de que concluya, el objetivo económico y turístico se ha cumplido con creces con la organización de esta Cumbre. Por si fuera poco, como siempre —¡faltaba más!— los yucatecos, nacidos o no aquí, se distinguen por apapachar al visitante con buena disposición, calidez y servicio. Sin embargo, no se puede tapar el sol con un dedo ni negar los lunares en la piel de Yucatán ni las gritadas verdades que no pueden callarse.

Si la paz es inclusión, si la paz es respetar diferencias, si la paz es dialogar, fue extraño saber que cuatro activistas en favor del matrimonio igualitario no hayan podido ingresar a la Cumbre por un problema con su acreditación. No obstante, más indignante fue comprobar que nadie hizo nada por solucionar la omisión.

Ahora, curiosamente, trascendió que algunos integrantes del Congreso de Estado se habrían quejado del comentario del actor Diego Luna en torno a la necesidad de legalizar el matrimonio igualitario. Alegaban que el asunto ya había sido debatido en dos ocasiones, omitiendo, tramposamente, que la votación había sido en lo oscuro y sin transparencia.

Al final, la lección del día la ha brindado el cantautor Miguel Bosé: “Hay que ser incómodos para obtener la paz”.

Distintos integrantes de la clase política —saludos al alcalde de Motul— tendrán que pensar en eso dos veces antes de asomar las narices en la paz que muchas y muchos incómodos sí están ayudando a construir.

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