La Principal

Durante varios años, uno de los pedidos más sentidos del sector empresarial yucateco es el de poder contar con nuevas formas de generación de energía y que esto traiga consigo una reducción en el precio de la tarifa eléctrica, así como una mayor cantidad de gas natural, para que las industrias puedan ser más eficientes, con precios más competitivos y, en teoría, generar mejores sueldos.

En ese tenor, en teoría, el 2019 sería un gran año para la economía local, ya que el año pasado se anunció que incrementaría el envío de gas natural en el estado y que comenzarían a funcionar las primeras plantas de energía eólica y fotovoltaica. Además, también se creía que para este año se estaría invirtiendo en el estado para hacer funcionar la Zona Económica Especial.

En fin, todo hacía pensar que este año sería el del despegue definitivo de Yucatán como un estado con una economía en franco crecimiento. Pero la realidad, al menos en los primeros tres meses, ha sido muy diferente.

Y cuando decimos diferente nos referimos a terrorífico, ya que de todos los proyectos que acabamos de mencionar, está tambaleándose la mayoría por la indiferencia de la federación.

Habrá que estar al pendiente durante los próximos meses sobre el avance de estos planes que a todos nos ilusionaron y que, en este momento, solo nos causan auténticas pesadillas.

 

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