La Reina Isabel apoya la decisión de los Sussex

Isabel II ha intentado este lunes combinar la comprensión de una abuela con la firmeza de una Jefa de Estado para encauzar la crisis desatada en la Casa de Windsor por su nieto, el príncipe Enrique, y su esposa Meghan Markle. La Reina ha avalado la decisión de los duques de Sussex de renunciar a sus obligaciones como miembros de la Familia Real, pero ha impuesto a la vez un “periodo de transición” al matrimonio y anunció una reducción gradual de sus ingresos públicos. “Hubiéramos preferido que siguieran a tiempo completo”, lamentó la Monarca.

La Reina se mostraba convencida, en su discurso televisado navideño, de que 2020 podía ser un año de tranquilidad. Las fotos de su heredero, Carlos de Inglaterra, y del siguiente en la línea de sucesión, el príncipe Guillermo, eran un signo de continuidad y estabilidad aseguradas. La tormenta desatada por su otro nieto, Enrique, y por su esposa Meghan Markle, alteró esa calma aparente. La reacción de los medios británicos, que han tratado el asunto con la dimensión de una crisis constitucional superior incluso al Brexit, obligó a Isabel II a actuar con celeridad. En 72 horas convocó al núcleo duro de la Monarquía británica a su residencia privada del Palacio de Sandringham y encargó propuestas concretas de resolución de la crisis.

“Mi familia y yo apoyamos completamente el deseo de Enrique y Meghan de tener una nueva vida como joven familia”. Era el primer mensaje del breve comunicado emitido por la Casa Real después de las dos horas de reunión mantenidas ayer, y bautizadas como la “cumbre de Sandringham”. La Reina respaldaba la decisión de su nieto. “Hubiéramos preferido que permanecieran como miembros activos de la Familia Real a tiempo completo”, proseguía. No obstante, mostró su disgusto por la decisión de los duques de Sussex, anunciada por su cuenta y sin acordarla con ella, de volar por libre. “Enrique y Meghan han dejado claro que no quieren depender de fondos públicos en sus nuevas vidas. Se ha acordado, por consiguiente, que habrá un periodo de transición en el que los Sussex pasarán tiempo en Canadá y en el Reino Unido”, imponía. Así, la Reina dejaba claro que los plazos y las reglas los establecería el Palacio de Buckingham y que, “en los próximos días”, deberá establecerse cómo será la inevitable reducción gradual de los ingresos públicos que recibían hasta ahora Enrique y Meghan.

Isabel II intenta así convertir una crisis en una negociación, aunque difícilmente logrará desinflar el interés y hambre de información despertado en los medios británicos y del resto del mundo.

El Palacio de Buckingham, Carlos de Inglaterra y el príncipe Guillermo, junto al Gobierno británico y el Gobierno de Canadá (donde pretende residir el matrimonio) discutirán ahora las obligaciones de representación de la Familia Real de la pareja, los ingresos que deberán percibir, la disposición que podrán tener de los servicios diplomáticos del Reino Unido durante sus desplazamientos o el coste y dimensión del necesario servicio de escolta y seguridad que seguirán requiriendo.

Texto y foto: Agencia

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